Ayer sábado se puso en marcha la prueba piloto de regulación del acceso de vehículos a motor en el Cap de Barbaria. El tiempo nublado y las agradables temperaturas que se registraban por la mañana y mediodía en Formentera resultaron un magnífico complemento para aquellos que prefirieron dejar la playa para jornadas más soleadas e ir de visita a este turístico enclave de la menor de las Pitiüses. Había quien ya llegaba informado sobre la nueva modalidad de acceso y quien llegaba al aparcamiento disuasorio sin tener muy claro lo que estaba pasando y si se podía llegar al faro. «Ha habido un poco de todo, gente que quería pasar con el coche porque ‘solo iba a ir i volver’, que decía que tenía niños, que tenían un pie hinchado y cosas así», comentó Jeni, una de las dos vigilantes del servicio de control de la barrera. Los caminantes que llegaban de visitar el faro encontraban grata la experiencia en su mayoría. Fue el caso de Jonathan, llegado de Italia y que hizo el recorrido con su madre: «Me ha gustado mucho el paseo. Es una buena idea; son quince minutos de caminata que no se hacen pesados». María Luisa, otra de las improvisadas excursionistas, añadía que «es perfecto para disfrutar de la naturaleza y los niños pueden correr sin peligro de que haya coches circulando por la carretera». El ‘pero’ lo ponía José Antonio, de Valencia, al que la medida no le parecía mal, «aunque para personas mayores veo el camino un poco excesivo. Creo que tendrían que haber puesto la barrera a 300 o 400 metros, no a casi dos kilómetros». Había también quienes, como Paco, residente en Formentera, no compartían la idea de tener puesta la barrera durante todo el día: «Que cortaran el paso por la tarde para evitar los jaleos durante la puesta de sol no me parecería mal, pero durante todo el día lo veo excesivo. Además, hoy hace un día nublado, se está fresquito y apetece un paseo, pero el día que haga calor, la mitad de la gente va a dar media vuelta y se va a ir».

También la bicicleta era usada como medio de locomoción para acceder al faro y, de hecho, no eran pocos los que se interesaban en el puesto de control por si había manera de alquilar una bici para hacer el tramo hasta es Cap, un servicio que por el momento no existe, pero que según el conseller de Mobilitat insular, Rafael González, se estudiará. «De momento, ésta es una prueba piloto; todas las sugerencias que nos vayan llegando las tendremos en cuenta y la de tener un servicio de bicicletas sería una buena medida para que este paseo sea más agradable», comentó el conseller después de haber hecho el tramo a pie.

La tónica de tranquilidad se mantenía ya avanzada la soleada tarde; coches y motos llegando al parquin disuasorio, alguna que otra cara de sorpresa y bastantes preguntando cuál era la distancia a caminar y valorando de seguido si coger el coche de San Fernando o dar media vuelta y escoger otro enclave más accesible. La mayoría, aun y así, aceptaban el reto.