Las fresas, esas pequeñas joyas rojas de sabor inconfundible, son uno de los productos más esperados de la primavera. Sin embargo, detrás de su apariencia perfecta en los supermercados, hay una historia de contrastes. En Ibiza, pocos agricultores siguen apostando por el cultivo local de esta fruta debido a la fuerte competencia de las fresas importadas, principalmente desde Huelva y Marruecos.
Marilina, dueña de Frutas y Verduras Marilina, que está en el mercado de Santa Eulària, lleva más de 30 años cultivando fresas en la isla. Aunque en el pasado distribuía su producción a través de Agroibiza, decidió centrarse en la venta directa cuando las fresas de Huelva inundaron el mercado a precios imbatibles. «Nosotros vendíamos nuestras fresas a 3,50 euros el medio kilo, mientras que las de Huelva llegaban a 1,50 euros. No había manera de competir», explica.
La fresa ibicenca es un producto delicado, con un tiempo de conservación más largo gracias a a que no han pasado días en cámaras frigoríficas. «Si las compras en grandes cantidades, las de abajo ya no suelen estar buenas», cuenta Marilina. Por eso, ella prefiere vender en cajitas de medio kilo o un kilo, asegurando la mejor calidad a sus clientes.

Métodos de cultivo
El cultivo de fresas en Ibiza es todo un reto. «El tiempo es el que manda. Necesitan calor, pero sin demasiada humedad, porque si no se pudren», dice Marilina. Este año, la humedad ha afectado algunas cosechas, obligando a los productores a descartar parte de su fruta. Además, las fresas ibicencas no llevan sulfatos ni productos químicos que prolonguen su conservación artificialmente. «Con un lavado ligero basta, porque no tienen nada más que tierra. Cuanto menos químicos, mejor», subraya.
Hay que darle valor a las fresas ibicencas, las de proximidad. No solo por el sabor, sino porque muchas de ellas, y ya no solo hablamos de las fresas, vienen tratadas con productos químicos que mejoran su aspecto y prolongan su vida unos días; sin embargo, quien vende de su propia cosecha no las trata, sino que las saca directamente de la tierra y las pone al servicio de los clientes. Un producto sano y fresco.
El valor de lo local
A pesar de las dificultades, aún hay consumidores que aprecian la calidad de la fresa local. «Yo siempre compro aquí porque el sabor no tiene nada que ver», comenta Antonia, una clienta habitual del puesto de Marilina. «Además, sé que estoy comprando algo fresco y que estoy apoyando a los agricultores de la isla».
En el mercado, las fresas ibicencas mantienen su precio en 3,50 euros el medio kilo, mientras que las de Huelva alcanzan los 7,95 euros el kilo y las exclusivas fresas blancas, o ‘pineberries’, se venden a 24,95 euros el kilo. Aunque estas últimas llaman la atención por su peculiar color y su sabor con notas de piña, su elevado precio las convierte en un capricho para pocos.
Para quienes valoran lo natural, la diferencia es innegable: la fresa local es un pequeño lujo que merece la pena disfrutar.

Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.