Juan Riera, Álvaro Pérez y Estela González. | Alejandro Mellon

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Frente a una gran viñedo repleto con parras, que esperan un tiempo más caluroso para dar sus frutos, fue presentada este miércoles la nueva colección de vinos de Can Rich. Con el objetivo de crear «un producto más fresco, que sea especialmente disfrutable durante el verano», el nuevo director de la bodega ha hecho recopilación de la pasada campaña, con todos los retos que afrontaron, y ha puesto en valor el producto de la isla y los nuevos objetivos de la marca.

El nuevo director, Álvaro Pérez, proveniente de las bodegas de la Ribera del Duero, donde llevaba más de 27 años trabajando, explicó que el nuevo vino «será un vino de Ibiza, un vino mediterráneo, vinculado al origen». A su llegada a la dirección, espera elaborar un vino «que sea fácil de beber y disfrutar, especialmente en ese periodo de temporada de abril a octubre, que hace más calor y apetece un vino más fresco y de menor graduación». Son precisamente esos vinos los que se han presentado en esta jornada de miércoles.

Tras esta introducción, Álvaro procedió a dirigir una visita guiada por los viñedos y los lugares donde esta uva se convierte en vino. Sobre este viñedo, ha explicado la creación de un viñedo experimental para recuperar las variedades autóctonas de la isla. Sobre el estado actual del campo, ha explicado que se encuentra con una «cobertura vegetal» que nutre a la tierra, que se irá retirando para que, cuando la uva comience a emerger, lo haga con más fuerza.

Tras el paso por los viñedos, la ruta continuó por la bodega, donde uno de los elementos estrella son las ánforas. «Nos permiten guardar un poco más la esencia de lo que es la uva y la variedad, más pureza en cuanto a lo que es el vino, y le da ese pequeño toque terroso y salino, frente a la clásica barrica, que da ese ligero gusto a madera», explicó Álvaro. Junto a estas barricas y ánforas, los espumosos maduran en las propias botellas «donde el proceso de fermentación queda atrapado ese CO2 y le da ese toque espumoso».

En la presentación también estuvo presente Estela González, copropietaria de la bodega junto a su marido Juan Riera, quien afirmó que, entre otras cosas «van a colaborar con el Consell para recuperar    variedad autóctonas y poner en valor nuestro patrimonio vitivinícola». Sobre los retos afrontados durante la temporada, que han sido múltiples, entre las torcaces y la sequía, explicó que lo afrontaron «mediante una viticultura de precisión, teniendo en cuenta las lluvias en precisión y las torcaces, conseguimos salvar la cosecha».

Los métodos para, como explicó González, conseguir salvar la cosecha, han sido varios: «En primer lugar, cubrir las viñas con redes, que también nos ayuda a sombrear, que es muy importante con el cambio climático. También tenemos cañones tronadores y tenemos permiso para poder cazar o hacer ruidos para ahuyentar a las palomas. Para la sequía fijamos un riego gota a gota cuando fue necesario». Todas estas medidas ayudaron a salvar la temporada, pero no impidieron un descenso del 20% de la producción, o lo que es lo mismo, un total de 60.000 litros en total.