Imágenes de la jornada de este viernes en Corona. | C. L.

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De buena mañana, en la Ibiza más rural, se encendía en Santa Agnès de Corona la sitja y daba comienzo así las jornadas más importantes dentro de sus fiestas patronales. Rodeados de adolescentes del municipio de Sant Antoni, con motivo de la jornada escolar, se acercaba las tradiciones y costumbres de la Ibiza más rural en la Sitja de sa Rota d’en Coca, lugar que acogerá la totalidad de los eventos de este fin de semana.. Herramientas como la sitja, o el forn de calç, tan importante en la Ibiza de antaño, están ya prácticamente olvidadas y días como este dan pie a recordarlos.

Frente a una joven multitud, Turbo -acrónimo de sus apellidos, Tur Bonet-, procede a enseñar cómo se enciende la sitja, como se hizo por tantos años en Corona. «Antiguamente, cuando se cortaba un pino, la carrasca se guardaba para hacer tintes y la raíz y la rama más gorda se utilizaba para hacer carbón, que no se quedaba aquí, sino que se mandaba a Vila para venderlo», explica Turbo, mientras enseña a alguno de los jóvenes el interior de esos orificios de la sitja que comienzan a echar humo.

El proceso de funcionamiento de esta sitja es bastante más complejo de lo que pueda parecer, y de ello da buena cuenta la explicación de este improvisado maestro: «de lo que se trata es de quemar la madera sin llama para que quede carbón, porque si no lo que tendríamos es ceniza. El fuego tiene que pasar por dentro de la madera y, cuando acaba, la madera está idéntica a como entró». Para ello se utiliza una suerte de combinación de hojarasca, madera fina y gruesa y las paredes de esta, de roca.

Todo el proceso de hacer carbón es mucho más lento de lo que pueda parecer. Se tardaba en torno a una semana en hacerlo, tiempo en el que tenían que vigilar constantemente. «Cuando no había trabajo en el campo, o hacía mal tiempo y no se podía salir al campo, se iban al campo y encendían la sitja», explica Turbo.

No ha sido la sitja el único de los elementos de la Ibiza más tradicional que han aprendido los jóvenes en esta jornada, sino que también lo han hecho sobre el forn de calç. «Se utilizaba para calcinar piedra, que luego servía para pintar, desinfectar...».

El funcionamiento es similar al terior pero «como la piedra no se enciende, aquí si que tienes que hacer fuego, pero el objetivo es el mismo, que pase tanto fuego por el interior de la piedra que lo dejes completamente encendido».

Su estructura es también compleja: «Se llena de ramas para poder trabajar alto, y se va haciendo una cúpula de piedra circular, que se va llenando, pero dejando vacíos para que el fuego pueda pasar», explica Turbo. En este caso, el trabajo también es laborioso, puesto que tarda en ser una realidad unas 20 horas, en las que el fuego no puede parar ni un segundo.

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De este forn de calç se obtiene la cal viva, que puede transformarse en cal amerada metiéndola en agua, ya que al juntarse con ésta la piedra se disuelve. Este producto final tenía diversas funciones, como construir y desinfectar.

«La cal viva se tiraba en las cisternas, y hacía tres cosas. La primera es que cuando hierve, mata todo lo que hay a su alrededor. La segunda es que la suciedad del agua se cristaliza, y se hunde. La tercera es que cuando queda en el suelo, se queda en el fondo. Por eso era tan importante antiguamente, para limpiar las cisternas. La amerada se utilizaba tanto como para pintar, que era el típico color de las casas de Ibiza o, si la piedra era de menor calidad, para construir», ha explicado Turbo.

Las explicaciones no han concluido aquí, sino que también se ha enseñado el forn de brea, un material muy similar a la silicona con el que acostumbraba a hacerse la suela de las espardenyes.

Gastronomía

Otra buena parte de la jornada ha tenido que ver con la gastronomía. Desde primera hora algunas de las vecinas de Corona han estado preparando Coquetes, una suerte de panecillos amasados a mano en los cuales se introduce una sobrassada que da como último este producto.

Tras ello, y con la marcha de los escolares, las labores culinarias se han desplazado hasta una improvisada cocina, en la que han emprezado a preparar una receta tan ibicenca como son los ossos amb col. Dos grandes ollas han sido partícipes de la elaboración de este plato que se ha servido en la jornada nocturna de las celebraciones.

No será esta la última de las preparaciones culinarias, sino que para la jornada del sábado espera una gran frita de porc y para el domingo una paella a precios populares.

Programa

La Sitja de sa Rota d’en Coca acogerá este fin de semana una serie de actividades diversas, como la fiesta de ball pagès, en el que se uniran grupos folklóricos tanto de Mallorca como de Formentera a la Colla de Sant Rafel.

El domingo, el día del cierre, ña jornada será matutina, con una jornada de restauración de pared de piedra seca y una muestra de artesanía tradicional ibicenca.