La vecina de Ibiza Pura Riera cumplió, ayer, 103 años rodeada de sus seres queridos. | Irene Arango

Hace 103 años nacía en Ibiza un «corazón apasionado», un «cap de fibló» que ha cumplido el objetivo vital del ser humano en la vida: querer y ser querido. De esta forma tan entrañable definió su hijo a Pura Riera, una vecina de Ibiza que ayer cumplió 103 años rodeada de su familia y amigos.

La casualidad hizo que Pura naciera precisamente un 14 de febrero – día dedicado a la celebración del amor – en el seno de una gran familia que, por aquel entonces, vivía en la Pitiusa menor porque el padre de Pura, Vicent Riera Ferrer, era el médico de Formentera. En esta isla tuvo lugar su infancia y adolescencia, una época marcada por el fallecimiento de su madre y una de las epidemias mundiales más infecciosas y mortales de la historia como fue la tuberculosis pulmonar, que causó la muerte a miles de personas después de la Guerra Civil.

Entre los vecinos contagiados de las Pitiusas estuvieron sus hermanos, quienes fallecieron como consecuencia de esta enfermedad. Una infección bacteriana que, años más tarde, Pura pudo combatir con fuerza gracias a un tratamiento con penicilina. Por lo tanto, según recuerda su hijo Vicent Canals, ambos se fueron quedando solos, manteniendo una relación de amor y apoyo mutuos.

Sin embargo, estas pérdidas y sus duelos ocasionó, según su hijo, que Pura creara un muro emocional en torno a sus recuerdos de la infancia porque fueron momentos muy trágicos y duros. En cambio sí recuerda otras vivencias relacionadas con el trabajo de su padre como, por ejemplo, las visitas sanitarias de Vicent Riera por las casas de Formentera que realizaba con su carro médico.

«Mi madre nos relataba cómo mi abuelo se desplazaba durante todo el día per amunt i per avall y amarraba los caballos para poder atender a los pacientes», precisó su hijo Vicent Canals, quien, además, es el director gerente del Club Náutico Ibiza. En este sentido, también destacó la pasión de su madre por los hilos y los bordados, incluso agregó que Pura Riera tenía un taller de bordado en el que impartía clases a mujeres jóvenes de aquella época en el Frente de Juventudes, que se creó a partir de 1940. A través de esta institución, los miembros viajaban por algunas ciudades de España mientras cosían y bordaban punto a punto. «Mi madre ha pasado buena parte de su vida enseñando a numerosas generaciones de mujeres de Ibiza a coser. Este taller siempre le trajo muchas alegrías», apuntó Vicent, mientras su madre compartía estas palabras durante la celebración de su 103 cumpleaños en el bar Almíbar Bakery.

En esta línea, la propia Pura confirmó que, aunque trabajó muchos años como ama de casa, «uno de los oficios más trabajosos», tenía un taller de labores para realizar actividades manuales, así como diversas pinturas. «Pintaba cuadros, hacía dibujos, cosía, bordaba... ya no recuerdo todas las cosas que hacíamos», precisó Pura entre risas, resaltando lo feliz que se sentía ayer por poder celebrar su aniversario con sus seres queridos.

«Antes de venir a comer, hemos ido a misa y han venido a felicitarme. También me han hecho algunos regalos que no me esperaba; estoy muy ilusionada», afirmó Pura muy agradecida junto a sus hijos.

«Mi madre dice que empezó a vivir a los 50 años porque es cuando se liberó de muchas cargas y fue cuando empezó a realizar actividades que de verdad le gustaban», subrayó Vicent Canals, explicando que Pura empezó a pintar y a compartir su vena artística a sus 40 años. «Es una persona multitarea, capaz de hacer lo que ella quiera porque tiene una capacidad creativa muy alta», manifestó su hijo muy orgulloso, resaltando algunos de los «preciosos retratos familiares» que realizó su madre durante su etapa artística. Entre estas obras destaca, indicó, un cuadro de mujeres payesas y diferentes paisajes, incluso se atrevió a realizar un retrato de su hijo Vicent, junto a su mujer, el día de su boda.

Autodidacta

«Pese a no haber tenido acceso a una formación académica, es muy inteligente y siempre ha sido autodidacta en todos los ámbitos. Recuerdo que siembre devoraba todos los libros de lectura que le regalaba», puntualizó, mientras remarcaba otras virtudes como la resiliencia y la amabilidad.

«Nunca se ha quejado de nada y vive siempre con una sonrisa en la cara. Está presente en todas las conversaciones y es consciente de todo. Está muy viva y siempre quiere saber más sobre cualquier tema», afirmó, destacando que su padre murió hace 20 años y este hecho supuso para Pura un punto de inflexión en su vida. En relación a su estado de salud actual sí que lamentó que ha perdido un poco de memoria a corto plazo y su movilidad está resentida, sin embargo, destacó cómo luchó contra un cáncer de mama que venció y superó con mucha fortaleza.

Una gran vivacidad que, añadió, es fruto de su gran capacidad para la responsabilidad afectiva, ya que, además de ser una gran madre y abuela, es una gran amiga. «Siempre ha estado unida a tres hadas madrinas con las que tomaba el té de las cinco. Cuando éramos pequeños llegábamos a casa y nos daban dinero para ir a la pastelería Can Vadell y comprar flaó. Son recuerdos que nunca olvidaré», subrayó algo emocionado su hijo Vicent – que es el segundo de tres hermanos – resaltando que su madre es una «gran bendición» para sus familiares y amigos.