Alejandro Díaz durante la charla. | Irene Arango

Alejandro Díaz (Ibiza, 2002) rompía este agosto rompía una barrera muy importante en la historia del deporte insular. Este joven se convertía en el primer ibicenco en participar en unos Juegos Paralímpicos. Lo hacía en la categoría de tenis de mesa adaptado donde, pese a caer en octavos de final, marcaba un hito en la historia del deporte adaptado de las Pitiusas. A su regreso a la isla desde Londres ha recibido todas las muestras de apoyo y cariño de la isla que tanto se ha ganado. Ahora, ya como un rostro reconocible de la isla, participa en eventos y acciones como las Jornadas del deporte. Durante la tarde del viernes ha participado en una charla gratuita organizada por el Ayuntamiento de Ibiza para contar su historia, personal, la de los comienzos de su afición al tenis de mesa hasta su camino olímpico. Estas mismas aventuras las ha compartido también para Periódico de Ibiza y Formentera.

—En primer lugar, ¿cómo fue la experiencia olímpica?
—Para mí ha sido increíble el poder disfrutar de unos Juegos Olímpicos, con todo lo que ello implica. Está claro que todos queremos ganar, pero al final solo gana uno y consiguen subirse al podio tres o cuatro. Las expectativas en mí caso tampoco eran especialmente altas, ya que yo iba con la intención de aprender lo máximo posible de todo ello para empezar a preparar las siguientes olimpiadas.

—Realmente, estaba la preparación más enfocada de cara a Las Ángeles 2028
—Exacto, yo me estaba preparando para esos juegos, pensar en llegar a París era casi pensar en un milagro. Yo empecé a disputar competiciones con la selección en octubre de 2021, y casi no tenía experiencia ni ranking. Así que cuando me clasifiqué para los juegos lo vi como un regalo y una oportunidad.

—¿Qué aprendió de la experiencia?
—La verdad es que he aprendido muchas cosas. Es la cita más importante que existe en el mundo del deporte. Lo primero que me llamó la atención es que el nivel es muy alto, y puede pasar cualquier cosa. Si el que está en frente tiene su día, cualquiera te puede ganar. Eso hace que el estar ahí y poder disfrutar de la experiencia ya es un logro. Quedarme con lo bueno y a seguir, a preparar los siguientes.

—¿En qué momento empezaste a interesarte por el tenis de mesa?
—Yo empecé en el tenis de mesa con 9 años, de manera ocasional. Jugaba en casa con mi padre, pero no fue hasta más adelante que empecé de manera más seria. Fue a raíz de unas promociones que se hicieron en mi colegio. Ahí conocí a José Ramírez, el que se convertiría en mi entrenador. Por mi discapacidad, que se conoce como síndrome de Rothmund-Thomson, me han tenido que operar unas veinte veces de las muñecas. Después de una de esas operaciones iba con el brazo escayolado, y en casa tuve tan mala suerte que pisé mal y me rompí tres dedos del pie. Cuando fui a Palma a que me retiraran la escayola del brazo, me pusieron otra en el pie y como no podía llevar muletas, tuve que ir en silla de ruedas. Así que cuando empecé a entrenar, lo hice en silla de ruedas.

—¿Soñabas con llegar a unos Juegos Olímpicos?
—La verdad es que ha ido todo muy rápido para mí. Yo pensaba entrar en la selección y llegar a unos juegos, pero no en este ciclo. Si es que he disputado antes unos juegos que un mundial, y eso no es lo habitual dentro del deporte.

—¿Cómo ha sido la vuelta a casa?
—Súper contento, me he sentido muy arropado por toda la isla a la vuelta. Está claro que ha habido una parte de mérito por haber llegado a los juegos, pero también lo han tenido mis entrenadores, tanto los de aquí de Ibiza, como los de Barcelona. También estoy muy agradecido al grupo de psicólogos del centro de alto rendimiento. He notado que ahora incluso la gente me reconoce por la calle y me da la enhorabuena por haber ido a los juegos. Ha ido todo tan deprisa que me cuesta asimilar algunas cosas, así que sí, ha sido una vuelta intensa.

—¿De qué ha ido la charla que has dado?
—Es un poco todo lo que digo siempre, la charla es explicar un poco quien soy, mis valores, y el sitio donde estoy. También va un poco acerca del centro de alto rendimiento donde entreno, explicar un poco lo que es aquello. Todo eso lo relaciono con el palmarés que tengo, mis objetivos, cuáles son y cuáles han sido, y también sobre mi experiencia en los juegos y,. También me gusta para terminar, agradecer a la gente y a las entidades que han estado apoyándome durante estos años.