La fotógrafa y apneísta ibicenca Sarah G. Tur expone su primera muestra en Can Jeroni. | Toni Planells

Se hace necesario tomar una buena bocanada antes de sumergirse en La piel del Mar, una exposición que deja sin respiración y que supone la puesta de largo de la ibicenca Sarah G. Tur (Ibiza, 1998) en el panorama del arte de la isla.

La muestra, abierta al público hasta el próximo día 8 de septiembre en Can Jeroni, reúne 22 fotografías protagonizadas por    las sensibilidades que nacen en las profundidades del mar.

La colección se muestra en su mayoría en blanco y negro. Más allá de la temática, también llama la atención la técnica que la artista ha utilizado para mostrar alguna de sus piezas, transferidas sobre tela, pero sobre todo la visión desde la que la autora enfoca su relación con el mar, con protagonistas como medusas, pulpos, cetáceos y también humanos en la ingravidez del mar.

Presentación en sociedad

González Tur, que expone de manera individual por primera vez, estudió el Grado Superior de Fotografía en Barcelona, donde reconoce que «allí aprendí que no quería dedicarme a la fotografía de manera profesional; sin embargo, descubrí la fotografía analógica, que me abrió todo un mundo, y obtuve toda una serie de herramientas a la hora de poder expresarme a nivel más personal».

Su paso por Barcelona también le dio la oportunidad de participar en un par de exposiciones colectivas en La Nau Bostik y la Fundació Miró de la Ciudad Condal. No obstante, el interés por la fotografía, tal como recuerda la artista, «empezó desde pequeña, cuando, por alguna razón, siempre compraba revistas de fotografía».

La fotografía y el mar

«Cuando cumplí 10 años, me regalaron una cámara de esas compactas», recuerda la fotógrafa para enlazar su pasión por la fotografía con su otra gran pasión: el mar.

«Desde pequeña, he crecido pasando los veranos en la caseta que tiene mi familia en sa Caleta, buceando y viendo peces y pulpos junto a mi hermano, Carlos», expone González como el germen de su pasión por el mar que la ha convertido en una profesional del mundo de la apnea. Un mundo en el que se introdujo «primero de la mano de mi hermano, que hacía buceo», y después «para poder tener las herramientas suficientes para hacer fotos debajo del agua».

«Tradicionalmente, la gente del mar solo lo ha conocido desde la superficie», reflexiona la artista para hacer un símil: «los pescadores observan el mar con su caña como un ciego con un bastón; el fondo del mar era un completo desconocido». Este «completo desconocido» es el que muestra González Tur en La piel del Mar, pero «no desde un punto de vista científico o documental».

En la muestra puede palparse la experiencia y sensibilidad de quien ha aprendido a fundirse en el entorno marino: «Así es como me siento cuando estoy en el mar, cuando me paro a observar todos y cada uno de los detalles y me olvido de que necesito respirar».

«Tuve que pasar el proceso de superar el miedo que todos le tenemos a la profundidad del mar. Cuando era pequeña, me daba miedo nadar más allá de las praderas de posidonia, pero cuanto más tiempo pasas allí abajo, más te das cuenta de que no hay nada que quiera hacerte daño», explica la apneísta, que asegura que «la gente suele perseguir a los animales marinos y, claro, estos se escapan. Pero cuando estás allí tranquila, son los animales quienes vienen a verte a ti y puedes observar que tienen su propia personalidad».

Momentos

«Esta orca vino sin que la esperáramos mientras estábamos observando unos bancos de peces en Baja California Sur, en México. Se acercó por detrás, dio la vuelta para vernos mejor y se marchó», explica González Tur señalando una de sus obras, presentada sobre tela. Una pareja de delfines protagoniza dos de las obras expuestas en Can Jeroni. Una de ellas muestra las cicatrices de uno de ellos, dando testimonio de «la personalidad» y curiosidad de los individuos a los que se refería la artista.

«Dentro del mar, salvo el olfato, los sentidos se multiplican», asegura González Tur para argumentar la serie de fotografías en las que las texturas de la piel sumergida en el mar. Otra serie muestra una colección de ‘naturalezas muertas’ donde el mar sigue siendo el protagonista en forma de conchas o huesos de peces. «No me había dado cuenta, pero cuando salgo del mar, lo que retrato es algo muerto», reconoce la artista.

Una reflexión que la lleva a reivindicar «la falta de conciencia que hay en general por el fondo marino. En Ibiza, tenemos un tesoro que no sabemos valorar».

La exposición puede visitarse hasta el próximo domingo, de 10:30 a 13:30. A partir del jueves, también de 17:30 a 21:00 horas.