Joan Barbé. | Arguiñe Escandón

Joan Barbé (Eivissa, 1984) no necesita presentación. Lleva años dedicándose a la música; a lo que mejor sabe hacer a través de diferentes grupos: Statuas d Sal, Ressonadors, Joven Dolores... Ahora, con su tercer álbum, Quorum, está listo para nuevos proyectos enfocados hacia sonidos más cercanos al Jazz. Y lo hará, como no puede ser de otra manera, en el Ibiza Jazz Festival. En él ha tocado muchas veces, hasta con siete grupos distintos, como él mismo comenta. Sin embargo, lo ha hecho siempre formando parte de la sección rítmica (tras platos, caja y bombos, o como bajista), así que    esta es la primera vez que lo hará como la gran cara visible. Sobre todo esto ha hablado con Periódico de Ibiza y Formentera.

—Pese a que ha actuado diversas veces en el Festival de Jazz de Ibiza, esta será la primera vez que lo haces con tu propio proyecto. ¿Cómo te hace sentir?

—Es cierto. He tenido la suerte de tocar en el festival en otras siete ocasiones, pero esta es la primera vez que lo hago con un grupo propio, que lleva mi nombre. No será el primer concierto que demos con la banda, porque ya lo hicimos en Palma, pero sí que será la primera vez que lo hagamos en casa. Esto puede ser un arma de doble filo, ya que es verdad que hace más ilusión precisamente por estar en casa, pero también tienes una responsabilidad mayor sobre las espaldas. En todo caso, tonto yo como el resto de los integrantes tenemos la sensación de que es algo muy bonito y estamos ilusionados.

—Lo hará con Quorum, un álbum que data del 2021, ¿es un regreso para vosotros?

—En Quorum yo me encargué de grabar la mayoría de los instrumentos, salvo los de la sección de viento, que es precisamente la que llevamos en directo con músicos de la talla de Rafael Garcés, Vicent Tur... Esta aventura inició en junio de 2021, cuando salió a la luz el disco. Después, iniciamos la gira en septiembre de ese mismo año, y fue algo muy especial, porque eran los primeros conciertos que se hacían después de todo lo que ocurrió tras la pandemia. Personalmente estoy encantado de poder volver a tocar con estos músicos, que son fabulosos tanto como artistas como personas. Se juntan las ganas de muchas cosas: volver a reunirse todos, en un sitio tan especial como es el Reina Sofía y en un festival tan importante como es el Eivissa Jazz.

—Precisamente usted debutó en este festival.

—Así es. Yo hice mi debut como artista en el año 2000, con tan solo quince años. Desde entonces, todas las ediciones en las que he participado ha sido como batería o como bajista de otras formaciones. Por ello, esta es la primera vez que lo haré como guitarrista y con mi propia formación, con mi música, mis composiciones, así que será como un nuevo debut.

—¿Recuerda ese día?

—Mira que han pasado años, pero sí lo recuerdo. Fue junto a la    primera Big Band que se hizo en Ibiza. Eran los tiempos de Arteca, el que fuera el primer club de jazz en la isla, o al menos el más importante. De ahí salimos mucha gente, muchos músicos que empezamos a formarnos e interesarnos por el mundo del jazz. Recuerdo que ese día estaba un poco nervioso. Actuaba como batería, y estaba entrando en un género que en ese momento no era mi fuerte. No me sentía tan cómodo como podía estarlo con otros estilos, como si no fuera mi mundo.   

—Después de tantos años, ¿ha adaptado ya el Jazz como un estilo propio?

—Con el jazz lo que me pasa es que al ser una música tan abierta y que da tanta libertad a crear música muy heterogénea, que te permite viajar hacia otros estilos como pueden ser el rock, el funk o la música latina, me permite sentirme a gusto. Sí que me sentiría fuera de lugar haciendo jazz tradicional, pero nosotros hacemos mucho jazz fusion en el cual me siento más cómodo. La respuesta final es que sí, me siento mucho más cómodo que cuando empecé a hacer esta música. Pero cuanto más escucho, más pienso que he de seguir aprendiendo. Sigo con ese síndrome del impostor presente.

—¿Después de tantos años no ha desaparecido?

—No, no se va. De hecho, me pasa prácticamente con todo lo que hago. Son varios los instrumentos que toco: bajo, guitarra, batería... Y todos ellos los he aprendido de manera autodidacta, al igual que la producción musical. Por ello,    tengo ese síndrome de no saber si lo estoy haciendo bien. Sin embargo, creo que al final es el público el que tiene la última palabra, y creo que el que siga habiendo gente que quiera venir a nuestros conciertos es la mejor prueba de que algo se está haciendo bien.

—Le vimos en el acto oficial de presentación del festival. ¿Ha tenido que ver con la organización?

—No, de todo el tema del planning del festival ha corrido a cargo de Vicent Tur, lo cual es mi opinión ha sido un gran acierto. Es un músico que tiene una experiencia brutal, que ha estado muchos años tocando en Barcelona con músicos increíbles. Creo que la gente agradecerá el trabajo que hay detrás.

—Ya por último, y cambiando de tercio, hace tan solo una semana anunciaban el regreso de Statuas d Sal. ¿Será para un único concierto o hay algo más?

—Statuas d Sal regresará con un único concierto, el día 7 de septiembre. El objetivo es, después de un tiempo, volver a juntarse con una colla d'amics. En 2013 decidimos que la trayectoria del grupo se terminaba y no habría nuevos discos ni música nueva. Sin embargo, sopesamos la oportunidad de volver a hacer música y juntarnos para un día especial, y vimos muchos pros y ninguna contra. Sí con ello hacemos feliz a alguna gente por un rato, ya habrá valido la pena.