Un momento de la pasarela Adlib Ibiza. | Arguiñe Escandón

Ibiza volvió a ser el epicentro de la moda ayer con la 53 edición de la pasarela Adlib, que puso en valor el carácter artesanal y el diseño textil ibicenco en el Paseo de Vara de Rey. Hasta allí se desplazaron cientos de personas para disfrutar de las diferentes propuestas femeninas y masculinas de los distintos diseñadores.

Prendas que con los toques únicos de cada creador, en total 14 artistas, llenaron de color este espacio emblemático de Ibiza, conmemorando así la riqueza del patrimonio de la isla. Tras un baile en pareja que ofrecieron dos bailarines con la música de fondo de Projecte Mut, la modelo Ariadne Artiles, que fue la maestra de ceremonias de este evento tan especial, señaló que como «isleña» que es se siente muy vinculada a Ibiza y a esta pasarela Adlib. «Estoy muy feliz de poder estar presentando este evento en un lugar tan icónico como éste; a los pies de la muralla», destacó Artiles, minutos antes de que las modelos desfilaran con los diseños que ayer conquistaron a los asistentes, incluso muchos de ellos optaron por ver este pase de modelos detrás del vallado.

Un desfile con diseños vanguardistas que, según indicó la presentadora del evento, todos tenían un punto en común: la elegancia. Y con este grito a la belleza en pleno corazón de Vila, comenzó la Pasarela Adlib Ibiza 2024. Los primeros diseños en aparecer en escena fueron los de Vintage Ibiza a través de su colección Bes, la cual hace alusión al dios Bes de origen egipcio con vestidos que lograron transmitir mucha elegancia y versatilidad.

Entre la pureza del color blanco aparecieron colores más atrevidos, como el naranja o el malva, que crearon un contraste sorprendente que resaltó este desfile. Después de Vintage Ibiza fue el turno de los diseños de Tony Bonet, quien supo reflejar a través de su colección New Era (Lazy) la esencia de Ibiza con la moda Adlib a través de tejidos nobles, colores, elegancia y la esencia Mediterránea. Todos sus modelos desfilaron portando una margarita que seguían los pasos del único vestido que tenía un gran lazo verde.

Después de este pase de modelos, la pasarela continuó con la propuesta de Ibimoda con Origins, una colección que regresó a los orígenes de la firma, manteniendo el estilo y sus raíces con diseños para bodas y ceremonias. El guipur, el voile, el algodón, los encajes y las puntillas fueron los grandes protagonistas de esta nueva colección que también contó con la utilización de fibras naturales y telas artesanales. El siguiente diseñador fue K de Kosekose con Witches. El mal viste de rosa, una colección cargada de significados que trasladó a los asistentes a la época hippie con una estética de naturaleza más bohemia, que combinó la vanguardia y el estilo de vida de la isla con la parte más mística que aterrizó en Ibiza en los 70.

Tras esta colección tan provocativa, llegó el turno de la diseñadora Dolors Miró Ibiza, quien a través de Alma logró transmitir la esencia ibicenca de sus diseños con pedrería, guipures y    bordados. De esta manera dio visibilidad a los cestos confeccionados manualmente que la propia Dolors interpreta. Tras esta mujer, llegó la colección de Espardenyes Torres, con Miscelánea, la cual reflejó una variedad de diseños que mezcló técnicas y tejidos dispares. Esta autora busca dejar atrás la «linealidad para encontrar la distinción en cada uno de sus diseños».

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Ya casi en el ecuador del desfile, llegó la propuesta de S72 Hat, con su colección Pura, que es el nombre de la abuela de la autora. Con vestidos largos y elegantes esta colección buscó, a través de sombreros, tocados para novias, cintas y flores, transmitir    la esencia y la pureza ibicenca. Bajo esta premisa también desfilaron los diseños de Estrivancus, quien dio vida al concepto diseño de vestuario y atrezzo con Viaje a los 50. Un viaje a través del tiempo en blanco y negro con piezas cómodas que combinaron la tradición cultural de Ibiza adaptada a las tendencias actuales. Según la propia autora, esta colección «revive la elegancia de los años 50 con un toque del siglo XXI».    Con la propuesta de Monika Maxim Ibiza empezó a hacerse de noche, pero gracias a La magia del cotonet, inspirada en Ibiza, los modelos brillaron en la oscuridad en el Paseo de Vara de Rey.

Con vestidos blancos y algo más ceñidos, el estilo Adlib más clásico de esta autora se observó en esta magia del cotonet, el tejido que ha acompañado a la diseñadora desde sus inicios con mezclas de puntillas, bolillos, encajes o volantes. Tras esta aparición, fue el turno de Piluca Bayarri, con su colección MaRES. Para la creadora este nombre refleja el agua del mar de Baleares con vestidos azul turquesa y pequeños tonos de color rosado. A continuación salieron los modelos con los diseños de Ibiza Stones, con su colección Black Diamond, la cual destacó la importancia de la personalidad única de cada joya, transmitiendo «autenticidad,    misterio y sofisticación».

Por su parte, Ivanna Mestres se inspiró para su colección Selenofilia en la luz y energía de la luna a través de transparencias y una artesanía    con un tocado parecido al de Cleopatra. En penúltimo lugar, los asistentes pudieron disfrutar de la colección Ibiza West de Virginia Vald, quien reflejó el estilo de los años 70 a través de muchos flecos, pedrería, corsetería y flores.

Y el último desfile lleno de magia estuvo a cargo de Elisa Pomar Ibiza que, con su colección El jardín de las flores de María Magdalena, la autora logró transportar a los asistentes a un jardín ibicenco, el cual plasmó en sus joyas de «manera sutil y etérea», además de incluir una estética más barroca llena de colores y detalles florales.

Cabe recordar que este sello de moda, amparado por el Consell d’Eivissa, lleva más de medio siglo siendo un «estandarte de la artesanía, la sostenibilidad y reflejo de un estilo de vida». Una marca de moda que, según indicaron desde el Consell,    defiende la moda de autor que apuesta por materiales de «alta calidad y procesos artesanales».

Sin duda, ayer se celebró una de las ediciones más especiales de la pasarela Adlib Ibiza, ya que tuvo lugar en uno de los espacios más emblemáticos de la isla con motivo del 25 aniversario de la declaración de Ibiza como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.