Hubo juegos de todo tipo para que los menores se pusieran en el lugar de lo que se vive en otras regiones o lo que puede sentir una persona extranjera al llegar a otro país del que no conoce su idioma o su culutra. También practicaron típicos juegos de diferentes países como de Japón, Marruecos, Estados Unidos o Albania. Participaron menores de hasta 16 años de edad.
Una de las actividades era construir una casa con bloques de espuma, meterse dentro y ponerse en el lugar de una persona a la que le destruyen la casa en una guerra. Los monitores les hicieron plantearse qué se llevarían primero y qué sentimiento podrían tener.
Alexandra, una ibicenca con raíces rumanas, aseguró que le pareció «un poco doloroso». «Yo me sentí triste, enfadada y angustiada la verdad. Porque a la gente que construye sus casas les cuesta mucho trabajo y la gente es mala con ellos», aseguró la quinceañera. A ella estas actividades educativas le «sirvieron para entender lo que sufren otros».
Otro juego de empatía consistió en armar, por grupos, un mensaje de ayuda a partir de palabras sueltas de diversas lenguas que no conocen. A Marc le tocó Croacia y asegura no tener «ni idea» y a otra alumna le tocó el azerí y asegura que «no conocía ni Azerbayán, que es el país del idioma». «Me he sentido un poco extraña, y pienso que a quien le pase seguramente se sentirá nervioso o nerviosa». Considera que «al final es aprender sobre otras situaciones», y que esto le ayuda a ponerse en la piel del otro.
Samuel García es el director del Espai Jove, quien plantea que «La diversidad cultural está hoy en día totalmente afincada a nuestra sociedad y al final hemos de compartir todos juntos las cosas de otros países también». Si bien acudieron menores, para él estas actividades son para todas las edades y asegura que «entre los niños son quienes mejor se adaptan a estas situaciones», pues les da igual la procedencia de cada uno que se tratan igual y al final se trata de «no crear diferencias entre unos y otros».
Jorge Nacher Selva, concejal de Juventud y Bienestar Social de Sant Antony no se perdió unas actividades realizadas y quiso extender el mensaje de que hay que «acercarse un poquito más a la diversidad que tenemos aquí con tantas culturas».
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