Los jóvenes del IES Sa Colomina conocen cómo eran antes las Navidades a través de la voz de la experiencia

Aunque al principio la timidez se apoderó de los niños y niñas del aula, poco a poco fueron brotando preguntas de todo tipo. Sin embargo, uno de los temas en los que más tenían interés los jóvenes eran los regalos que recibían en unas fechas muy señaladas y que nada que ver tienen que ver con los de hoy en día. «Yo era una privilegiada porque mi abuela tenía 7 nietos y solo una nieta. Una vez al volver de Francia me trajo unas ollas. Todo el barrio de La Marina venía a jugar con ellas», recordó María, una ibicenca de 80 años.

En el caso de Nieves, recordó con cariño la primera muñeca que tuvo en sus manos cuando era joven. «Fue con 10 años y era de cartón. Mi madre me dijo que si mi padre me preguntaba que le dijese que había costado 5 pesetas», señaló. «A mi me las hacían de trapo», señaló María. Como en aquel entonces, como recuerdan, todo era más inaccesible muchas nunca llegaron a tener una muñeca, como es el caso de Olga. «Mi primer regalo de Reyes fue una cesta de mimbre con una banda azul de plástico. En ese entonces empezaba a verse el plástico en España y claro, aquello era increíble», recuerda.

Sin embargo, tal y como señaló María, aunque en aquel entonces no hubiese tecnología todos los niños de su época «estaban todo el día jugando en la calle». «Uno de los juegos más populares era la peonza, sin duda. Aunque también jugábamos mucho con unos cromos que poníamos en un circulo y teníamos que dar la vuelta con un tacón de zapato», señaló María.

Los jovenes escuchaban atentos mientras escribían en una libreta todas aquellas preguntas que querían conocer relacionadas con la Navidad, una fecha muy señalada que para Ramón «antes se vivía más porque se reunía toda la familia». Pese a ello, ninguno de ellos querría volver a las navidades de cuando eran jóvenes, como un alumno cuestionó. «Estamos hablando de la parte bonita, pero el día a día era muy duro», explicó Olga. «Se tiene que conocer el pasado pero estamos en el presente y hay que vivirlo. Y el futuro, como dijo aquel poeta, que me espere», finalizó Ramón.