—Expone por primera vez en España, ¿cómo se siente al respecto?
—Es mi primera exposición en España. Sin embargo, he venido muchas veces a este país. Sobre todo cuando estuve trabajando con mi mentor, el fotógrafo de Magnum Christopher Anderson, como primer asistente. Aunque normalmente íbamos a Barcelona o Madrid y, aunque conocía la existencia de Ibiza, nunca había venido hasta ahora. Es mi primera vez y estoy orgulloso de que haya sido en el contexto de esta exposición dentro del festival Contrast.
—¿Qué le llevó a la fotografía?
—Una época muy triste de mi vida en la que hubo muchas muertes cercanas a mi alrededor. Siete amigos murieron el mismo año. No sabía qué hacer, me di cuenta de que no tenía fotos de ellos desde mi perspectiva y me dio por hacer fotos de manera compulsiva. Poco a poco empecé a meditar cómo podía enfocar mi trabajo de una manera artística, lejos de los estilos habituales en la fotografía. No soy académico, ni tenía mucho dinero, pero sabía cómo usar una cámara. Así que dediqué un año entero a investigar para mi primer proyecto para el que Paul Auster se ofreció a añadirle el texto a Un país bañado en sangre.
—¿Cómo nació el proyecto que presenta en Ibiza?
—Todo parte de que soy muy obsesivo a la hora de hacer fotos. Es mi pasión y mi profesión. Vivo en New York y, reflexionando sobre la ciudad, me empezó a fascinar el caos de Times Square. Un día, preguntándome de dónde venían o a dónde iban las 400.000 personas que pasan a diario por ese lugar, empezó a llover. Pensé en marcharme, pero allí no hay donde resguardarse de la lluvia. Las luces se esparcieron por todo el espacio y la gente empezó a envolverse en impermeables de plástico y a entrar en una especie de pánico. En ese momento me pareció que esa escena ilustraba el sistema económico y social del los EE.UU. y del mundo en general.
—¿A qué se refiere?
—A que la gente que está allí es como si fuera el producto está a la venta, envuelto en su plástico, como en un supermercado listo para ser comprado. Es trágico pero, en realidad realidad es así. Empecé a desarrollar esta idea de manera compulsiva. Estaba en la cama con Sophie, mi pareja, y, cuando empezaba a llover, tenía que salir. Envolvía mi cámara con una bolsa de plástico y me iba a hacer estas fotos. Para mí, Times Square representa el centro del capitalismo, un lugar al que todo el mundo se ve obligado a visitar y que, al llegar, se da cuenta de que se trata de un lugar totalmente impersonal. No hay nada para ellos. Muestra como ningún lugar cómo vivimos de manera individual, inmersos en este sistema económico. Times Square fue un lugar humilde que, poco a poco, fue invadido por las grandes corporaciones.
—Su trabajo tiene un fuerte carga política. ¿No es así?
—Sí. Siempre he sido una persona preocupada por la gente, las relaciones humanas y la psicología. De hecho, antes de meterme en la fotografía, estudié tres años de Psicología para convertirme en trabajador social. Sin embargo, sigo plasmando las mismas inquietudes que he tenido siempre, pero desde la fotografía. No te puedes desprender de lo que eres. Como fotógrafo yo no podría crear algo vacío. Si solo sabes fotografía no puedes fotografiar nada. Tienes que entender la política, la psicología, la sociedad, la historia… Tienes que comprender qué quieres fotografiar, por qué lo quieres fotografiar y por qué eres fotógrafo. Hay una gran responsabilidad en cada fotografía.
—¿Cómo se convierte un fotógrafo en un artista?
—Depende de la intencionalidad de tu trabajo. Puedes ser un gran fotógrafo técnicamente y hacer grandes fotos de modelos o de productos. Para mí, la fotografía es un medio para comunicar algo. La cámara se ha convertido en una extensión de mí mismo. Yo no sé dibujar y, para mí, la cámara es mi pasaporte hacia la creatividad para poder expresar lo que quiera contar.
—¿Qué es lo que nos quiere contar?
—Personalmente yo prefiero proponer preguntas. Contrapongo la individualidad de las personas al sistema en el que estamos inmersos. Creo firmemente en la relación que se crea entre el autor y el espectador. Como autor tengo un gran respecto por el espectador y prefiero dejar las cuestiones más abiertas a la interpretación.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.