A las 10.00 horas comenzaron a llegar personas al principio de s'Arenal. Muchas de ellas eran familias que quisieron aprovechar el domingo para salir a la playa con los niños y de paso limpiar un poco el litoral. Reunidos en torno a una carpa que funcionaba a modo de punto de encuentro, las autoridades -también de voluntarias en la limpieza- explicaron brevemente qué hacer y, tras una foto en grupo, cada grupo salió hacia un extremo de la playa en busca de residuos. Además, hubo cuatro buzos voluntarios, entre los que se encontraba el alcalde, Marcos Serra, que se dirigieron a la bahía a limpiar el fondo marino.
«El día está para limpiar un poco y sobre todo concienciarnos», explicaba Pepita Torres, concejala de Medio Ambiente, Limpieza y Playas del municipio. Tras ella, dos técnicas de Medio Ambiente repartían camisetas del evento a los presentes. «Estamos dándoles guantes para que no toquen la basura, tenemos gorras, bolsas de reciclaje, imanes y folletos informativos, embudos para el aceite…», comentaban. Los voluntarios, la inmensa mayoría de los cuales llevaban puestas las camisetas, volvían con sus bolsas de basura y salabres repletos de diversos residuos, entre los que destacaban las omnipresentes colillas y los globos utilizados con el denominado gas de la risa, del que se encontraron nueve bombonas de 666 gramos entre la maleza.
Lara y Olivia, de siete años cada una, ya habían llenado sus bolsas en menos de una hora. Sacaban latas, tapones, globos y muchas colillas. La pequeña Lara tiene una idea muy clara de por qué hay tanta basura en la playa: «Ahora que ha venido mucha gente de vacaciones y se están descontrolando un poco con tantas fiestas, están tirando mucha basura y está muy mal». Otra Olivia, de tres años y medio, corría de un lado a otro animando a Julia, su madre, a seguir limpiando. «Le dije: ‘Olivia, vamos a limpiar la playa'. Y me respondió súper contenta», se reía la madre, quien comentaba que los niños están encantados tan solo con salir.
Mientras Olivia, ya en bañador, se daba chapuzones en el agua, la lancha con los buzos volvía a la costa. El alcalde salió de ella con un carrito de la compra en brazos, así como otros tantos utensilios, incluida una nasa de pesca de la que han conseguido liberar dos peces: «Es una pena que haya tanto barro y la visibilidad sea mala porque habríamos conseguido sacar muchas más cosas». Por su parte, Luis Miguel Redondo, jefe de servicio de Facsa, reiteró que la gente «debe de conservar las playas porque, aparte de ser medio ambiente, es de lo que vive el turismo».
El grueso de los voluntarios lo generaba el grupo O Beach que, según explicaba una empleada, había movilizado a unas 50 personas. «Es una acción que solíamos realizar todos los años hasta que llegó la pandemia, y a partir del próximo año pretendemos salir cada mes a limpiar y mantener las playas de Sant Antoni», indicaba. Por su parte, Tony, uno de los dueños del grupo, comentó desde la playa que habían animado no solo a sus trabajadores sino también a varios turistas: «Siempre hemos estado preocupados por la playa. Creemos que está muy mal cuidada en comparación a otras y que tiene un enorme potencial». O Beach invitó posteriormente a todos los voluntarios a un refrigerio y a comer algo en su beach club Bam-Bu-Ku, al final de s'Arenal.