Fue La Pasionaria quien dio el visto bueno a un cartel donde se leía “No pasarán”. La frase nació en la I Guerra Mundial, pero hizo fortuna en 1936, en las barricadas comunistas de Madrid, del cual se decía que sería la tumba del fascismo.

Pasaron y la frase quedó en anécdota hasta ahora, cuando un centenar de mallorquines hacen su aportación ecológico-cultural al avisarnos de que “Mallorca será la tumba del turismo”.

No, Baleares no será la tumba del turismo, pero si mis previsiones no me fallan, antes de fin de año sufriremos una merma importante en el número de visitantes. Y la tendencia seguirá siendo una disminución progresiva, porque los mercados de la competencia en el Mediterráneo oriental están ofreciendo de nuevo sus ansiadas plazas turísticas y a unos precios con los que Baleares no puede competir.

En todo caso, estos ecologistas suicidas son muy francos: quieren enterrar el turismo. Gracias por su sinceridad ante el monstruoso crucero ‘Symphony of the Seas’, que puede albergar 9.000 turistas. Es una auténtica ciudad del placer, en la que faltan pocas cosas. No sé la cara que pondrían los cruceristas al ver a cien barbudos con greñas y pancartas, pero la reacción de los mallorquines es de indignación contra los gruñones -en general funcionarios y subvencionados, protegidos por el Pacto.

Desde el primer día he explicado que los cruceros serán un incordio para Ibiza y lo son en general donde quiera que recalen en el Mediterráneo. Pero no podemos demonizar a los turistas, ni debemos hacerlo. Sí exigimos un riguroso control en el calendario de cruceros. Y mejor si nos visitan fuera de temporada alta. Cuidado con la dejadez permisiva y... con la turismofobia.
@MarianoPlanells