Las cosas suceden

San Mamés. 23.20 horas. Una zamarra verde esperanza recorre el tapete de La Catedral. Marcos Contreras completa los 100 metros que hay entre arco y arco. Al llegar a la corona del área defendida por los leones, clama a varios compañeros: «Lo he soñado», una versión 2.0 del «I have a dream» de Martin Luther King. El arquero que dos horas antes había homenajeado al histórico Pichichi se vino arriba, pero esta vez no era para atajar penaltis, sino que lo hacía para emular a Palop. El crono rebasa el minuto 95 y el colegiado advierte a los jugadores que es la última del partido. No hay tiempo para más. El partido llega a la orilla con opciones para el equipo de Tito García Sanjuán. Tras más de 180 minutos de eliminatoria, en la mente de los jugadores resuena la arenga del míster en el vestuario: «Las cosas suceden por algo. Salimos a competir». Entre esas cosas que pasan encontramos al espigado Álvaro Muñiz, que había salido desde la banqueta y la historia le deparaba un final memorable. La pizarra de Tito funcionó y Álvaro aprovechó la superioridad creada por los movimientos de sus compañeros para elevarse y cabecear a la red en un 29 de noviembre que quedará para siempre con letras doradas en la historia de la Societat Deportiva Formentera.