Desde las instancias políticas se sigue con el debate o más bien con la discusión sobre la masificación turística y sus consecuencias para nuestras islas. Una gran mayoría ya viene aceptando sin más que tal masificación durante la temporada de verano existe, con la excepción de los hoteleros de Mallorca, si bien esa mayoría se disuelve como un azucarillo en el café a la hora de plantear formulas para combatir tal problemática.
Ahora se les ha dado por polemizar sobre lo que hay que hacer para evitar la sobre ocupación estival y para ello se ponen sobre la mesa dos palabras o dos conceptos. Unos defienden la necesidad de aplicar medidas de «contención» y los otros se decantan claramente por la «reducción». Las dos partes están empecinadas en defender que se trata de dos modelos distintos, cuando en realidad no son más que dos vías que transcurren paralelas y que consiguiendo el objetivo con una de ellas, hará que también se cumpla el objetivo de la otra.
En realidad resulta muy sencillo y la clave en principio pasa por aquello en lo que gobierno y oposición están de acuerdo, hay que eliminar la oferta de alquiler turístico ilegal. Ese punto de partida es crucial, ya que acabar con el intrusismo en la oferta de alojamiento, necesariamente repercutirá en el número de turistas que nos visiten durante el verano. Consiguiendo este objetivo, da igual que unos lo interpreten como contención y los otros como reducción, porque la realidad será que eliminar el flujo de visitantes que llegan sin el menor control y que se alojan en plazas ilegales repercutirá de forma clara en el descarte de la problemática masificación. Por lo tanto, reducir la posibilidad de alquiler turístico ilegal, ha de ayudar a contener la cantidad de visitantes que podemos recibir y por lo tanto la masificación.
Pero claro, estamos hablando de algo que por las declaraciones de nuestros políticos no parece que vaya a ser fácil conseguir; tanto el gobierno como la oposición prefieren seguir en sus propias burbujas en lugar de colaborar. La prueba está en cómo afrontan ambos el paquete de medidas que hay que aprobar para conseguir un turismo más sostenible. De todo lo que se propone desde el Govern, la oposición ya ha manifestado que no está de acuerdo con una buena parte de ello, sin embargo sí dicen estar de acuerdo en aquellas medidas que sirvan para luchar contra la oferta turística ilegal. Pero para variar, de nuevo aparece un obstáculo para acordar algo; ahora se afirma que a pesar de estar conformes con alguna de las medidas, será difícil que sean apoyadas por la oposición ya que lo que estos pretenden es poder dar su apoyo a un paquete completo de medidas y no solo a algunas de ellas.
Desde ambos lados se viene aplicando la misma tesis, se busca el argumento que sea para poder oponerse en lugar de buscar formulas de colaboración que permitan avanzar en algo puntual y, así salir del bloqueo sistemático a todo lo que propone el rival político. Cabe recordar que a nivel estatal, PP y Psoe hicieron lo mismo cuando se propuso un paquete de medidas que incluía el aumento de las pensiones, una tontería absurda hizo que se votara en contra del paquete de propuestas.
Parece mentira que a pesar de todo lo que estamos viviendo en nuestras islas y relacionado con la vivienda, sean incapaces de darse cuenta que un primer gran paso que hay que dar para empezar a sacar la cabeza del barro, es acabar con el alquiler turístico ilegal. Es la base para plantar unos cimientos sólidos de cara a planteamientos de futuro sobre el modelo turístico que queremos y al mismo tiempo volver a disponer del número de viviendas necesarias para albergar a residentes y trabajadores.
Desde diferentes sectores se tiene muy claro por dónde hay que empezar a regular de forma sostenible el turismo como nuestra principal fuente de ingresos y, para ello se debe empezar por regular la oferta de alquiler turístico, eliminado en su totalidad el que se explota de forma ilegal, para estudiar con más tranquilidad lo que haya que hacer con el alojamiento reglado de este tipo.
Hay que reconocer los errores cometidos en su momento y aceptar que fue una muy mala idea permitir que aquello que se había construido para dar cabida a los residentes, tanto fijos como temporales, pudiera pasar a ser utilizado como competencia de los establecimientos hoteleros. Los miles y miles de turistas que nos visitan cada año tienen una amplísima oferta de establecimientos en los que poder alojarse y, por su supuesto hay que devolver las viviendas residenciales al uso para el que fueron proyectadas y construidas.
Recuperando el orden que en su momento funcionaba a la perfección, se recuperará el equilibrio que siempre existió entre el turismo y la población residente. Esa es la mejor forma de que podamos seguir teniendo el turismo sostenible que nos permita obtener ingresos y que todos sin excepción podamos seguir viviendo dignamente.
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