El pasado jueves 13 de febrero se celebró el Día Mundial de la Radio y discúlpenme si me cojo la licencia en esta pequeña reflexión semanal en Periódico de Ibiza y Formentera para hacer un poco de autobombo y hablarles de ese medio de comunicación tan maravilloso en el que tengo el enorme privilegio de trabajar cada día, de lunes a viernes, en Onda Cero.
Aunque no quiera reconocerlo uno ya va pintando canas, sobre todo en la zona de la barba, y eso quiere decir también que uno va teniendo su trayectoria en los medios de comunicación. Unos años al pie del cañón que dirían los castizos que me han permitido pasar con mayor o menor acierto por el mundo de los gabinetes de comunicación, las agencias de noticias, las televisiones, los portales de Internet, los departamentos de diseño gráfico o los medios de comunicación escritos, intentando siempre dar lo mejor de mí, intentando terminar cada jornada con la sonrisa puesta y orgulloso de haber hecho todo lo posible por mejorar cada día. En definitiva, poner mi granito de arena a que esta sociedad en la que vivimos pueda ser algo mejor que cuanto comenzó el día. O al menos, que la gente se vaya a la cama un poco más feliz en tiempos en que esto no es tarea fácil.
Un objetivo que busco seguir cumpliendo a rajatabla desde que un 22 de febrero de casi hace dos años entré en Onda Cero Ibiza y Formentera. De lunes a viernes hacemos avances informativos a las 07.55 y a las 08.20 horas y después en torno a las 12.20 horas comienza el programa Más de Uno Ibiza y Formentera que se prolonga hasta las 13.50 horas. Un espacio en el que con más o menor acierto intentamos acercar con la magia que solo da la radio la actualidad de las Pitiusas, estar con la gente, salir con nuestro micrófono verde a la calle y, sobre todo, regalar sonrisas y buen rollo mientras contamos sus historias .
Y además, les cuento un secreto. Lo del buen rollo, la química y demás que ustedes nos dicen que tenemos los de Onda Cero cuando hablamos al micrófono es solo un reflejo de lo que tenemos en nuestra redacción. Es un lujazo trabajar, aprender, compartir y reír de todo y por nada con el gran maestro de la comunicación pitiusa Agustín Prades, con el que cada día es una sorpresa y una lección de vida, tanto personal como profesional, y con mi querida Belén Cerro, andaluza por los cuatro costados, comercial de esas que venden un frigorífico a un esquimal y la diversión convertida en mujer al tiempo que es el pegamento de todos y la parte algo responsable que necesitamos para que todo funcione y no se desmadre en exceso.
Y todo esto, complementado con el equipazo fantástico de Onda Cero Baleares que encabeza Juan Carlos Enrique, un director empático, con paciencia infinita, dedicación de 29 horas al día y que siempre es capaz de motivar al máximo cuando nos habla de puntos de mejora en lugar de errores cometidos. Y como no hablar de Elka Dimitrova, María Cortés, Martí Rodríguez, Patricia Segura, Paco Muñoz, Chelo Bustos o Rafel Barceló, quienes además de grandísimos profesionales con los que siempre se aprende algo nuevo también nos demuestran día si y día también su valía personal echándonos una mano o dedicándonos una palabra de ánimo amable cuando más falta hace. Y por supuesto, los cracks de las ondas menorquinas, el gran «con mayúsculas», Iván Martín, y su fiel escudera Juana García, y sin los cuales nada que tuviera que ver con la radio sería posible en Menorca.
Pero sobre todo, esto de la magia de la radio no sería posible sin ustedes. Sin los oyentes. Sin los que como usted nos aguantan pacientemente en su lugar de trabajo, en sus casas, en el coche, en el móvil o simplemente paseando al perro porque no tienen nada mejor que hacer. Esos a los que les encantamos, a los que gustamos, a los que ni fu ni fa o que no nos soportan porque como diría mi madre, «tiene que haber de todo como en botica». Y es que, cuando alguien me da las gracias porque les hicimos una entrevista, un reportaje o simplemente por haber salido a contar su historia con nuestro micrófono verde, siempre les respondo algo que aprendí en la carrera con uno de mis fantásticos profesores y que se me quedó grabado para siempre… Nada de darnos las gracias porque al final nosotros no somos nada sin ustedes y es que sin ustedes no hay nada que contar. Nosotros, los periodistas y comunicadores no somos los protagonistas, lo son cada uno de ustedes, porque siempre hay una historia que poder transmitir y con la radio, les aseguro que todo es mucho más fácil porque es, sencillamente, maravillosa.
Así que los agradecimientos y los abrazos virtuales y en persona van directos para todos aquellos que siguen haciendo posible que este sueño siga vivo y a que los del micrófono verde de Onda Cero sigamos creciendo como lo hacen también otras cadenas de radio de la isla y de España. Porque al final esto no va de mejores o de peores, de una ideología o de otra, de si somos más guapos o más feos, o tenemos mejor o peor voz… simplemente se trata de magia. ¡¡La magia de la radio!!
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