Que siguen existiendo diversos agravios comparativos que resultan indignantes a nivel político en Baleares, resulta más que evidente. Entre esas situaciones que realmente vienen suponiendo una burla a la sociedad ibicenca en general, quiero hacer mención hoy a la injusta representación política que nuestra isla tiene en el Parlament Balear.
Todo tiene su origen en la ley electoral de 1986 en la que se atribuyó la representación en número de diputados que cada isla debía tener en el Parlamente Balear. En aquellos momentos nuestras islas Pitiusas tenían un solo Consell Insular y el número de diputados de Eivissa y Formentera que nos representaban en el Parlament era de 13 (12 por Eivissa y 1 por Formentera), el mismo número de representantes que tenía Menorca.
Ya en aquel año se aceptó esa representación a regañadientes, si bien se optó por aceptarla. Entonces ya se alegó que ello suponía un agravio debido básicamente a que la isla se Eivissa por sí sola ya tenía unos 5.000 habitantes más que Menorca, diferencia que de haber sumado los residentes en Formentera, ya que ambas islas formaban una sola circunscripción electoral, habría subido a unos 10.000. Se acabó capitulando entonces porque desde los estamentos jurídicos se estimó como poco significativa esa diferencia de habitantes entre Eivissa y Menorca.
Desde el Consell d’Eivissa se ha puesto en marcha el proceso para trasladar al Parlament Balear una iniciativa para la reforma de la ley electoral balear que pueda subsanar nuestra injusta representación insular. Hay que recordar que desde la constitución de un Consell Insular propio para Formentera, en Eivissa se eligen tan solo 12 diputados al Parlament. Ello supone que a día de hoy una isla que tiene 61.000 habitantes más que Menorca, tiene un diputado menos en el Parlament. La diferencia de habitantes actual, ya no parece que se pueda considerar poco significativa, sinceramente.
Son varias las opciones que se manejan como alternativa a la representación actual. La Cámara autonómica tiene actualmente 59 diputados, 33 por Mallorca, 13 por Menorca, 12 por Eivissa y 1 por Formentera. Un planteamiento pasa por pasar el número total a 60, otorgando un diputado más a Eivissa. Otra opción que se maneja es la pasar a 61 diputados totales, con lo que Eivissa podría a pasar a tener 14 diputados, manteniéndose los 13 para Menorca.
Que nuestra isla pase a tener 13 diputados, los mismos que Menorca, sigue siendo absurdo ya que en todos los parámetros comparables que se quieran utilizar, Eivissa sigue superando a Menorca. Más justo sería que los diputados ibicencos fueran 14, por los 13 menorquines. Pero en cualquier caso hay otra opción que puede contemplarse, si bien desde Menorca se niegan en redondo a tenerla en cuenta; se trata de mantener el mismo número total de diputados actuales, es decir 59; cambiar la actual representación entre las dos islas, que Eivissa pase a 13 y Menorca a 12, que es lo que se debería haber hecho en el momento que Formentera pasó a tener Consell propio.
Evidentemente esta última opción es la que más trabas encontraría. Desde Menorca se utiliza el argumento de que la modificación de la actual representación debe llegar solo de la mano de una negociación global de todas las islas y no a través de una iniciativa del Consell d’Eivissa, para mantener un supuesto consenso que en realidad nunca existió. Como cabía esperar, los más reacios a que se abra este melón son los diputados menorquines de la Cámara y ese ha sido siempre el obstáculo real para avanzar en la resolución de semejante injusticia. Que sea precisamente Marc Pons quien lleve la voz cantante por parte del grupo socialista, alguien que en numerosas ocasiones ha mostrado su clara animadversión por las Pitiusas y que desde sus diversos cargos de responsabilidad política jamás ha hecho nada que nos pudiera favorecer, no hace que desde el Consell d’Eivissa se pueda ser mínimamente optimista.
La realidad es terca y lo cierto es que ni PP ni PSOE tienen el menor interés en que se inicie un proceso que pueda modificar la actual representación parlamentaria de las cuatro islas, ya que ni unos ni otros quieren enfrentarse a sus compañeros menorquines. Mientras parece importarles muy poco el sentimiento de abandono que se pueda sentir desde Eivissa. Esa es la clave de todo, ya que bastaría que los dos partidos mayoritarios aceptaran la necesidad urgente de resolver el entuerto, para que ello pudiera afrontarse y acabar encontrando la solución entre las diversas opciones que desde hace tiempo se vienen planteando.
Nuevamente la resolución de uno de los varios agravios que viene sufriendo Eivissa en política autonómica, solo podrá pasar por la unidad de los diputados de nuestra isla. Solo la decisión de plantar cara conjuntamente a las decisiones que se toman desde Palma, cuando estas nos pisotean sin el menor reparo, podrá hacer que dejen de contemplarnos como ciudadanos de tercera.
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