Cristina Pedroche con su vestidos de Nochevieja. | Instagram - Cristina Pedroche

La imbecilidad, lamento decirlo, campa a sus anchas por Occidente. En España no estamos al margen de esa corriente plagada de wokismo. Lo hemos visto esta Nochevieja, con la Pedroche como protagonista porque el espantajo que llevaba como vestido estaba hecho, dicen, con cápsulas de su propia leche materna. En otros tiempos, eso nos hubiera resultado repugnante. Lo revolucionario hoy es atreverse a decir que es vomitivo.

La verdad es que este tipo de estupideces no deberían sorprendernos. Las maternidades están llenas de talibanas cuya función es única y exclusivamente obligar a las mamás recién paridas a dar el pecho porque, si no lo hacen, sus retoños sufrirán las más crueles enfermedades y tendrán el más negro futuro. Así, cuando apenas sabes cómo tocar a ese pequeño ser que llora desesperado sin que tú entiendas el porqué, has de colocártelo en la teta y comenzar a sufrir. Porque, al final, de eso es de lo que se trata, de que sufras. Es decir, cargadas de progresismo y wokismo, estas supuestas «asesoras de lactancia» y quienes las apoyan nos devuelven a aquellos tiempos en los que solo las sufridoras tendrían un lugar en el cielo. Con sus cápsulas de leche, la Pedroche imagino que tendrá ya garantizado sitio al lado de San Pedro.

En mi casa, por otro lado, las uvas se ven sí o sí y gobierne quien gobierne en la 1. Solo un año acepté verlas por TV3 y retransmitidas desde un pueblucho de la deep Catalonia y me dije a mí misma que nunca más. Así que este año he pasado de 2024 a 2025 de la mano de Broncano y LalaChus. Frescura y espontaneidad a raudales. Me reí con su saludo vía megáfono a la lechera y al acompañante y agradecí el deseo de LalaChus de no juzgar los cuerpos ajenos. El gag de la estampita no creo que haya molestado por ahí arriba, considerando todo lo que tenemos por aquí abajo. ¡Feliz Año Nuevo a todos!