Llorenç Córdoba atiende a los medios en una imagen de archivo. | Isaac Buj - Europa Press - Archivo

Continúa el circo de tres pistas que los políticos tienen montado en Formentera. Hasta la fecha hemos asistido a las acusaciones cruzadas de unos y otros, a propuestas de supuesto funcionamiento que han ido cayendo una tras otra y a amagos de negociación sin resultado alguno. Con todo ello y transcurrido un año ya del inicio del esperpento que supone el, de momento, inexistente gobierno del Consell Insular, todo sigue igual y siguen siendo los ciudadanos de Formentera quienes sufren las consecuencias de semejante cumulo de estupideces e ineptitudes.

A día de hoy lo único cierto es que la máxima institución de la isla sigue teniendo un penoso presidente, que es como una garrapata que la institución tiene que soportar, que además demuestra todo lo contrario de lo que dice defender. Si como quiere hacer creer a todo el mundo realmente estuviera con su actitud haciendo lo mejor para el pueblo de Formentera, ya hace muchos meses que habría renunciado a seguir ejerciendo de aquello para lo que ha demostrado sobradamente ser un inepto.

Hasta la fecha, ni Córdoba ni el resto de cargos electos de su coalición de derechas han estado a la altura que cabría esperar de quienes se supone deben trabajar por y para el pueblo de la isla, para la mayoría que les votó y para los que no lo hicieron. Pero lo cierto es que ni el uno ni los otros han estado a la altura que la sociedad de Formentera merece. Por otro lado, quienes en las últimas elecciones recibieron un clarísimo voto de castigo, es decir los partidos progresistas, hoy en la oposición; también han estado muy lejos de colaborar y trabajar por el bien del colectivo social de la isla.

Todos sin exclusión se han dedicado a mantener una patética lucha de egos, incapaces de levantar la mirada de su propio ombligo y tratar de mirar a la realidad del presente y al oscuro futuro que se cierne sobre todos de no cambiar la actitud mantenida hasta la fecha.

Hasta ahora la actitud del colectivo de políticos ha sido, como mínimo, irresponsable y carente del menor atisbo de respeto hacia los residentes en la isla y muy especialmente hacia todos aquellos que el pasado año decidieron ir a votar para elegir a sus representantes. Llevan un año tomándoles el pelo y burlándose a la cara de todos ellos. A nadie importan ya los motivos reales, que por cierto, siguen sin conocerse que han provocado la parálisis que ya dura más de un año. Lo que se reclama y debe exigirse desde la sociedad de la isla es algo de responsabilidad y vergüenza por parte de quienes deberían estar velando por sus intereses y necesidades, en lugar de actuar como una pandilla de ineptos sin dos dedos de frente.

Aquí no puede salvarse nadie, ninguno de los tres grupos políticos con representación en el Consell puede hasta ahora mirar a la cara de un ciudadano sin apartar la mirada por la vergüenza de lo que vienen representando. Los que se suponía debían ser un equipo de gobierno con mayoría absoluta llevan doce meses apedreándose entre ellos y, por otro lado, los dos grupos de la oposición cómodamente aposentados en sus sillones viendo los toros desde la barrera y sin aportar nada positivo. Nada de eso es lo que cabría esperar de gente seria y responsable.

Toda esta penosa situación ha vivido esta semana un vuelco realmente importante e interesante. Por primera vez en el último año se pone sobre la mesa una propuesta con la coherencia necesaria para que pueda salir adelante y desbloquear con ello todo el esperpento que hay montado. Cabe recordar que no hace mucho GxF hizo un amago de propuesta para una moción de censura que, sinceramente, resultaba ofensiva y muy poco razonable. Pretendían acordar con Sa Unió desbancar de la Presidencia a Córdoba y que uno de sus cinco consellers ocupara ese cargo. Sinceramente con ello solo demostraron que buscaban lo mejor para su partido y no para el pueblo de Formentera, ya que ese mismo pueblo había decidido con sus votos que no les quería en esa responsabilidad.

Esta misma semana se ha podido atisbar un rayo de luz y algo de esperanza con la última propuesta hecha por parte de GxF y el PSOE; ambos se avienen ahora a pactar una moción de censura que desbanque a Córdoba de la Presidencia del Consell y que Sa Unió gobierne en minoría. Para ello se reclaman dos cuestiones, ambas muy razonables. Por un lado, la dimisión de Alcaraz como conseller insular y, por el otro, que el candidato a Presidente en la citada moción de censura sea de Compromís. Ahora sí que se hace una propuesta razonable y que Sa Unió no debería rechazar.

Viendo los absurdos vaivenes que la situación ha venido sufriendo en la política insular, parece evidente que por primera vez se está actuando con cierta voluntad real de colaboración por parte de la oposición y con una propuesta razonable y respetuosa; por ello desde la derecha no deberían dejar escapar esta oportunidad real de desbloqueo.

Más vale tarde que nunca y demasiado se ha tardado.