Pateras en Ibiza. | Archivo

Sólo entre el lunes y el martes de la semana que dejamos atrás, Ibiza y Formentera recibieron a más de un centenar de inmigrantes llegados en varias pateras. Haciendo un pequeño balance, entre septiembre y noviembre han alcanzado las costas pitiusas más de 800 personas. Y en lo que llevamos de año, la cifra supera las 5.100 personas en el conjunto de las Baleares. En estas pateras llegan también menores de los que se tienen que hacer cargo los consells. En el caso de Formentera, ya ha dejado claro que no puede seguir asumiendo la competencia en menores porque no tiene recursos y ha iniciado el proceso de devolución de la misma al Govern. En el caso de Ibiza, en numerosas ocasiones el presidente Vicent Marí ha dicho que no podemos seguir por este camino y ha exigido al Gobierno central que se haga cargo de la gestión en política exterior en la avalancha de pateras dado que quien tiene competencias en este sentido es el Estado. Sin embargo, las reiteradas llamadas de auxilio por parte no sólo de Ibiza y Formentera sino también del Govern balear están cayendo en saco roto, pues una vez más el Gobierno central se caracteriza por su inacción ante un problema que, a la vista de los datos, irá a más. No se trata de criminalizar la llegada de pateras sino de saber gestionarlas, frenarlas y de afrontar las salidas masivas desde los lugares de origen. Además de personas que a buen seguro salen de su país para buscar un futuro mejor y menores que se embarcan para precisamente tener un futuro próspero, también hay gentuza de todo tipo, delincuentes y proyectos de delincuentes en estas embarcaciones, como quienes violaron a la menor en una de las pateras llegadas a la pitiusa sur la semana pasada. De 16 personas que había en la embarcación, dos la violaron y el resto no hicieron nada e incluso hubo quien la humilló. Quien sabe si no actuaron por miedo o por qué razón, pero lo que está claro que no podemos seguir así. Hay que buscar soluciones ya.