La mesa por el pacto social y político por la sostenibilidad de las Illes Balears es ese nuevo y esperanzador espacio de diálogo donde los representantes del Govern, los grupos sociales y —cómo no— nuestros queridos turismofóbicos de manual, se sientan a intentar salvar nuestra limitada y vulnerable tierra insular de ese enemigo mortal que es el turismo. Pero antes de que la famosa mesa por la sostenibilidad haya podido levantar ni siquiera una propuesta formal, ya tenemos a los de siempre prediciendo su inevitable fracaso.
Qué previsibles. Algunos de estos simpáticos turismofóbicos, vinculados estrechamente a ciertos sectores de la izquierda y el ecologismo, ya han sacado sus bolas de cristal para anunciar que esta mesa no servirá de nada. Y es que, ¿cómo va a servir si no empieza por asumir lo obvio? Lo que ellos llevan años repitiendo como si fuera una verdad revelada: que el turismo es el fin del mundo tal y como lo conocemos.
Que las playas deberían ser para los locales y que las calles estarían mucho más tranquilas si nos deshiciéramos de esa plaga de maletas con ruedas. El problema, claro está, no es el turismo en sí, sino la incapacidad crónica de estos grupos para aceptar que el mundo real es más complejo de lo que su ideología les permite ver. No es que no puedan consensuar; es que jamás han estado dispuestos a intentarlo. En sus mentes, el debate es innecesario porque, por supuesto, ellos ya tienen la respuesta: «turismo malo». No hay matices. No hay posibilidad de coexistencia. El turismo es un enemigo a erradicar. Y todo lo que huela a propuesta que no sea cerrar hoteles y prohibir vuelos es visto como una traición. Pero a pesar de todos los lamentos y predicciones apocalípticas, el turismo es y seguirá siendo una pieza fundamental del tejido económico balear.
Sí, puede haber problemas y retos que afrontar —como en cualquier sector—, pero también hay oportunidades. Oportunidades que requieren, lo siento mucho, sentarse a la mesa y debatir. Pero, ¿quién tiene tiempo para eso cuando es mucho más fácil quedarse en la esquina lanzando vaticinios tenebrosos? Lo curioso es que estos grupos de presión ya tienen el discurso preparado para cuando, inevitablemente, no consigan imponer su visión apocalíptica. Ya lo están diciendo: «la mesa va a fracasar». Y, por supuesto, culparán a los otros, a los que están dispuestos a dialogar, a los que entienden que una economía como la balear no puede permitirse el lujo de demonizar al turismo sin más. Es más fácil acusar a los demás de ceder ante las «presiones del capitalismo» que hacer el esfuerzo de adaptar sus posturas a la realidad. ¿Se puede avanzar en este contexto? Mientras ciertos grupos sigan insistiendo en que el turismo es el enemigo número uno y se nieguen a considerar otras opciones, el diálogo será complicado. Pero, al menos, el resto de los participantes en la mesa por la sostenibilidad parecen dispuestos a hacer el esfuerzo. No porque adoren el turismo incondicionalmente, sino porque entienden que es una parte esencial de la economía balear, y que cualquier solución pasa por encontrar un equilibrio.
Al final, lo que realmente se necesita no es más escepticismo, ni más quejas predecibles. Se necesita diálogo, se necesita flexibilidad, y se necesita, sobre todo, una visión que incluya a todos, incluso a esos terribles turistas que siguen llegando cada verano con sus sombrillas y chanclas. Mientras tanto, disfrutemos de nuestros simpáticos turismofóbicos escépticos, listos para recordarnos lo mucho que odian a los turistas... y lo poco dispuestos que están a cambiar.
4 comentarios
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Apreciado caballero, "para que se esté dispuesto a cambiar" se necesita que usted y "sus amigos" cambien el obsoleto discursito repetido vomitivamente durante 40 AÑOS de que el turismo " es una parte esencial de la economía balear" y como siempre olvidar trapaceramente a quien beneficia y para quien es "esencial". Particularmente no soy, ni un radical niñato de izquierdas ni tampoco un ecologista militante, sino simplemente alguien que ve el devenir de su "apreciada industria", cosa que su cegatez literaria y la crematomanía absoluta de "los de siempre". Existe una gran parte de la población de esta isla que esta francamente harta de que se la incluya en ciertos grupos e ideas y se la etiquete como "reaccionaria y nostálgica". Somos bastantes mas de los que usted cree los que NO estamos dispuestos a recibir las migajas de los beneficios que SOLO una parte de esta isla recibe y que asiste horrorizada a la repelente codicia de las patronales punteras y al amiguismo de los medios de comunicacion de esta isla. Por eso "simpatico comunicador" sabemos que no vale la pena hablar con ustedes. Con personas que "regalan" esta isla a unos miles de idiotas con maletas de ruedas... y a unos cientos de rapaces, e irresponsables empresarios. Bon dia i salut
Pues editorial en la linea parcial y dictada de este panfleto: bajada de pantalones ante los empresarios hosteleros y de ocio y clasismo que se pretende hacer pasar y ocultar por una mala ironía.
IbicencoTotalmente de acuerdo, en este mundo tan polarizado, norte-sur-este y oeste izquierda y derecha, ultra derecha y ultra izquierda, siempre hay iluminados en todos los puntos cardinales, dialogar, sí y buscar soluciones, pero unos los ultras de izquierda piden la prohibición del turismo y habría que plantearles de qué iban a vivir las Baleares, y a la iluminada está de VOX que ahora nos sale científica habría que preguntarle en qué planeta vive, es una pena pero la sociedad habría llegado a un punto sin retorno.
Siempre os fijais en el mismo extremo ideológico, haciendo editoriales y dando publicidad a un grupo reducido de gente... Pero ¿y del extremo contrario nada? Para cuando una editorial para Araceli Colomar de vox Sant José que el otro día dijo en un pleno que el cambio climático era todo un invento... Siempre os fijais en los mismos y eso no es periodismo objetivo es panfletismo barato