Este pasado viernes se celebró en Ibiza una manifestación para poner límites al turismo. La plataforma convocante, Canviem el Rumb, es un conglomerado de más de 40 asociaciones variopintas como Les Invisibles, Tu nube seca mi río, Véspera de Nada o la Associació Amics de la Vall de Comanegra Associació de Dones. De hecho, en la protesta del viernes había incluso una ‘intraprotesta’ por los derechos de Palestina. Entre sus reclamaciones, Canviem el Rumb pide limitar la llegada de aviones comerciales y jets privados a Ibiza, así como que no se haga promoción turística y, en general, el decrecimiento turístico, además de pedir la prohibición de los pisos turísticos, algo que desde hace años existe y que, de hecho, se multa porque la actividad de por sí es ilegal. Es innegable que el turismo tiene efectos negativos sobre la población, pero hay que ser razonable y no cargar contra el turista sino buscar las soluciones para intentar gestionar mejor. En este punto, los hoteleros lanzaron una muy acertada reflexión tras la protesta: plataformas como Airbnb han reventado el mercado turístico, provocando que cualquier habitáculo sea alquilado a turistas, lo que reduce la oferta de alquiler y venta para el residente y, a su vez, esto genera malestar y disconformidad con el visitante. Y es en este punto donde quien precisamente tiene en propiedad un piso, casa, habitación o tipi o caseta de jardín en su casa debe reflexionar y dejar de alquilar a turistas porque es ilegal y porque va en contra del bienestar de la sociedad. Porque de nada sirve pedir un cambio de modelo turístico en una manifestación si por detrás tu primo, vecino o amigo o tú mismo tienes un piso (o dos o los que sean) en propiedad y te decides a alquilarlo en Airbnb o Booking porque te resulta más rentable que hacerlo para todo el año a sabiendas de que es algo ilegal.
El turista no es el enemigo
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