Un niño dibujando. | Pixabay

Baleares es la comunidad con más alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (NESE).
Entre ellos, quienes presentan altas capacidades intelectuales, que suponen el 7,3 por cien de los NESE en las Islas. Durante el curso 2023-24, con 161.519 alumnos inscritos, sólo hubo 2.466 estudiantes ACI en Balears. Nos referimos a los alumnos detectados, porque el 98 por cien no son identificados, lo que supone un fracaso para la sociedad y un maltrato inaceptable para estos estudiantes y sus familias.

El rasgo común de las personas ACI son sus sólidas aptitudes para un aprendizaje rápido y la abstracción. En la aulas, si en lugar de hallar un ambiente motivador y empático se repiten los mismos contenidos, ya asimilados, se desmotivan, lo que les conduce al fracaso. Necesitan retos y nuevos estímulos para progresar. Así, lo que debería ser una magnífica oportunidad se transforma en un problema y un fracaso, porque el sistema educativo no sabe gestionarlo.

Corresponde a Educación formar a los profesores para aplicar los protocolos que permitan la detección temprana de todos estos alumnos, bien con precocidad intelectual, talento simple y complejo, o superdotados. Todos, porque cada uno de ellos debe poder desarrollar con energía sus capacidades cognitivas y sus aptitudes intelectuales. Pero al no ser detectada la inmensa mayoría de estos estudiantes con altas capacidades en Balears, no se actúa, con lo que sufren un doble castigo porque no reciben la atención que precisan. Muchos quedan a la deriva, son estigmatizados y ven malogradas sus expectativas al no recibir los apoyos y los alicientes que necesitan. Para evitar que Balears pierda el talento de los alumnos ACI, la Conselleria debe aportar más medios y recursos. Ha de incentivar la identificación precoz con psicopedagogos en los centros y garantizar la atención una vez detectados.

Tener un hijo ACI ha de ser una aventura maravillosa en lugar de convertirse en una frustración.