Juan Lobato y José Luis Rodríguez Zapatero en el acto conmemorativo por el 20 aniversario de de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. | PSOE MADRID

Impresiona el peso que un personaje tan nefasto como Zapatero (zoteparo) tiene en la vulgar corte de bochinche Maduro. Como apunta el bravo Pérez-Reverte, se merece una investigación a fondo. Ya en sus penúltimos días ibicencos, el chamán humanista Escohotado le dijo al periodista Ricardo F. Colmenero que Zapatitos («¡eunuco, cobarde, miserable!») tendría que estar en la cárcel por crímenes de alta traición: resucitar el separatismo, meter la discriminación en el derecho, ley de memoria histórica como mentira institucionalizada, etcétera.

Las conversaciones de Ricardo y Escota se reflejaron en un libro, verdaderamente revolucionario, que denuncia el principio de incoherencia que sufre tanto neurótico mandamás, gente tremendamente vacía cuyo objetivo es mantenerse en el poder.

Actualmente ZP es el único adalid de peso socialista del marido de Begoña, el presidente Bulo-Sánchez (mentir al Congreso, callar ante el juez, transparencia a la madura), quien lo pasea en sus mítines para atacar con talante sin talento a todo aquel que no traga sus ruedas de molino. (Simulacro de diálogo, pero si no piensas como yo, eres un fascista. Reflejo condicionado del enemigo, perros de Pávlov).
Tras arruinar España, ZP se lanzó a aconsejar a Maduro, cuyos desmanes totalitarios, pucherazo electoral incluido, arrastran a la hermosa Venezuela a una guerra civil. En estos momentos susurra al oído del ogro, tal vez al más puro estilo comunista Negrín o su admirado socialista y nulo demócrata Largo Caballero, lo cual resultaría espeluznante. Pero de algún modo tiene que mantener la cacicada del chándal, la ilusión de tanto mentecato woke que no desea pensar por sí mismo en la corrupta tiranía del crimen y la estupidez, mientras presuman de izquierda.