Ha pasado ya más de un año de las últimas elecciones locales y autonómicas. Ya dije en su momento que el voto de castigo que la izquierda de las Pitiusas había recibido    por parte de la mayoría de votantes de nuestras islas nos dejó un escenario teñido de azul en todas nuestras instituciones insulares y que, por ello, precisamente y después de semejante revolcón la responsabilidad que asumía la derecha iba a ser tremendamente importante.

Seguro que muchos votantes en aquellas elecciones decidieron que ante el descontento con la falta de soluciones a los grandes problemas que azotan nuestras islas y la falta de soluciones por parte de quienes gobernaban en ese momento valía la pena provocar el cambio de esos dirigentes, esperando con ello poder ver indicios de solución. Más de doce meses después de ese cambio y de muchas promesas hechas y compromisos adquiridos con los votantes, la realidad sigue siendo muy dura y yo diría que por falta de efectividad de las administraciones competentes los problemas cada día son más graves y prácticamente nada nuevo se ha hecho desde entonces.

Como dice la letra de una conocida canción italiana parole, parole, parole…..; mucha palabrería, mucho discurso    y ninguna efectividad. Prácticamente en todas sus intervenciones los responsables políticos de turno se hacen eco de los diversos y graves problemas que nuestras islas vienen padeciendo. Están todos obligados a referirse a esas graves situaciones ya que son varias las cuestiones que están llegando a un punto límite y en algunos casos de autentica desesperación. Ninguno puede evitar en estos momentos referirse al tema de la vivienda, a la saturación turística provocada básicamente por el alquiler turístico ilegal, a la proliferación de asentamientos ilegales en numerosos puntos de nuestro territorio insular o bien al caos circulatorio y los incesantes atascos en gran parte de la red viaria de las islas.

Todos parecen muy alarmados por el incesante incremento de esos problemas y, cuando tienen la responsabilidad de gobernar, todos    dicen estar haciendo todo lo que buenamente está en sus manos. Para atacarlos, no paramos de escuchar anuncios de creación de comisiones de estudio de los problemas, mesas de análisis para determinar el alcance de los mismos, reuniones para negociar protocolos de actuación    y el impulso de pactos sociales para plantar cara a cada problemática. Básicamente mucha palabrería y poco trabajo efectivo, esa es la pura realidad.

Sirva como ejemplo muy reciente el debate sobre política general celebrado esta misma semana en el Consell Insular d’Eivissa. En dicho pleno se produce la intervención tanto del grupo político que gobierna como de los que están en la oposición. Como se debate de política general en la isla salen inevitablemente los graves problemas que antes he citado. Aquí también muestran su enorme preocupación todos los que conforman el pleno y cada uno expone    sus propuestas para hacerles    frente. Seguidamente todos registran sus propuestas de resolución, que son debatidas y votadas.

Si uno lee el resultado final de estas votaciones, en las que generalmente suelen aprobarse todas las propuestas que haya presentado el partido que gobierna y con suerte alguna de los grupos de la oposición, podría parecer que a partir de ese punto empezarán a llegar las ansiadas soluciones a los problemas. Pero lo cierto es que nada más lejos de la realidad. Ninguna de las propuestas que se aprueban en este tipo de debates, son de obligado cumplimiento, por lo tanto una gran mayoría de ellas no son más que brindis al sol sin efectividad real alguna. Pero es cierto que queda muy bien decir hemos reclamado tal cosa al gobierno de Madrid o tal otra al de Palma o hemos aprobado reunirnos para tratar cualquier grave problema.

Lo cierto es que ninguna solución suele salir de estos plenos en los que se hacen grandilocuentes anuncios y feroces críticas de todo tipo, que acaban teniendo muy poca utilidad. Ahora bien lo que no falta en ningún caso es la sistemática petición de colaboración para que todas las partes sean partícipes en la lucha para acabar con los graves problemas que sufrimos. Pero como siempre se trata de otro brindis al sol, ya que nadie da el primer paso para colaborar de forma efectiva. Cada formación política sigue acurrucada en su trinchera, buscando la forma de poner en práctica sus propuestas y ver como ningunear las del rival. Eso no es buscar la colaboración, eso no es más que hablar por hablar.

Todos podemos recordar como ya el año pasado y antes de las elecciones se hablaba de precintar pisos con alquileres turísticos ilegales o como se hacía mucho énfasis en la necesidad de limitar la entrada de vehículos. Dos veranos después de eso, ni veremos pisos precintados por negocio ilegal, ni se habrá limitado la entrada de vehículos.

Solo con críticas al rival, discursos y anuncios de futuro sin contenido real no se solucionará nada.