Sonia Sancho. | Moisés Copa

El testimonio de la auxiliar de enfermería ibicenca, Sonia Sancho, en el último, Bona Nit Pitiüses (TEF TV) fue desgarrador: «No quiero ser pobre». Una pareja con un hijo de 7 meses cuyos ingresos superan los 3.000 euros mensuales tienen que abandonar la isla que les vio nacer y en la que dejan familia y amigos, para «no ser pobres».

Así lo explicó entre lágrimas en el programa: «quiero que mi hijo tenga una buena vida y oportunidades que aquí no existen». Para ello, la sanitaria ha conseguido un traslado al Hospital de Ciudad Real, con lo que Can Misses pierde un efectivo más con lo escasos que están.

Sonia confesó que son muchas las compañeras que se encuentran en la misma situación y se plantean marcharse de la isla.

La reflexión del compañero, Juan A. Torres, en el programa fue tan acertada como demoledora: «Hemos fracasado como sociedad».

Las instituciones van aplicando algunas medidas, que, en la mayoría de los casos, son poco más que tiritas a un enfermo terminal ingresado en la UCI.

Se necesita de la intervención urgente y real de todas las administraciones implicadas, para dignificar el acceso a la vivienda en Ibiza y Formentera y en otros muchos lugares del país, donde la situación está generando auténticos dramas sociales.

Las buenas intenciones de ayuntamientos y consells con medidas insuficientes, se topan con un gobierno del Estado, que es quien realmente tiene competencias en vivienda y que, a todas luces, no entiende la emergencia del asunto.

Los asentamientos de caravanas, tiendas de campaña e infraviviendas, se están masificando como una clara señal de alarma del colapso habitacional de este territorio.

Se precisan medidas valientes y urgentes para curar a esta sociedad enferma de gravedad.