El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. | Christophe Gateau/Deutsche Press / DPA - Archivo

No sé ustedes pero yo sigo sin creer que nuestro país haya vivido la mamarrachada que acabamos de vivir de la mano de Pedro Sánchez. Cinco días en tensión a la espera de que un ya evidente narcisista anunciara que sí, que se queda, que él y su señora han decidido que pueden con esto. ¿Y qué es esto? Los bulos. Esos bulos que, obviamente, decimos solo los de derechas, que somos todos menos ellos.

¿Y qué va a hacer para arreglar la cosa? Pues tirar de censura (en el mejor de los casos), tanto en los medios como en los tribunales. Así que sí, el cambio de régimen que denuncia Feijóo está a la vuelta de la esquina. La verdad es que nadie medianamente informado puede sentirse sorprendido ante el momento actual. Estamos viendo desde hace años, y especialmente desde 2020, gestos muy significativos destinados al control de la prensa y de la Justicia, pilares de la democracia. Para ello, se ha trabajado duro en el desprestigio de periodistas y jueces, de tal manera que aquellos que no simpatizamos con el socialismo y sus satélites somos vistos como apestados por nuestros propios colegas. Yo misma lo he sufrido en ruedas de prensa en las que un proyecto fracasado de secretario de Estado me ha insultado a gritos ante el silencio del resto de periodistas. Y he tenido que pedir el amparo de la Asociación de Periodistas de Baleares por el acoso del PSOE de Ibiza en redes sociales.

No, no corren buenos tiempos para la libertad. Y todo por no responder a una pregunta sencilla: ¿delinquió o no la mujer del presidente?

PD: ¿Piensa Triguero seguir dando cera a la figura de un Tarrés al que no quieren ni en su partido? Pensaba que el alcalde era un verso suelto en el PP de los complejos. Temo que me he equivocado.