Nuevo año, viejos problemas. | Pixabay

Estamos en la recta final de este 2023, un año que dejaremos en pocos días atrás para dar la bienvenida a otro ejercicio en el que arrastraremos, una vez más, la falta de vivienda disponible a precios asequibles, ya sea tanto para alquiler como para compra. En Ibiza y Formentera es prácticamente imposible encontrar un piso de alquiler por 1.000 euros o menos, llegando incluso a pedirse 1.800 o 2.000 euros por un piso de dos o tres habitaciones. Se pueden encontrar habitaciones a partir de 600 o 700 euros, cantidad por la que hace 10 o 15 años podías alquilar un piso de una habitación o un estudio para una persona.    Precios de auténtica locura que provocan, cada vez más, que gente ibicenca y gente que lleva asentada en las Pitiusas desde hace muchos años se vea obligada a abandonar su proyecto vital aquí porque, literalmente, el alquiler se ‘come’ los ingresos familiares.

Esto también provoca a su    vez que quienes quieren venir a trabajar de temporada se lo piensen muy detenidamente y se decanten por otros sitios turísticos que, si bien no están tan bien pagados, les permiten vivir con un coste de vida menor y más seguridad al no tener que estar pendiente año tras año de si se sube o no el precio del alquiler. Esta oleada especulativa con los precios de los alquileres en Ibiza tiene como nombre ‘AirBnb’ y como apellido ‘avaricia’. El alquiler de pisos a turistas está prohibido en Ibiza y si bien la Administración está actuando con multas, el problema es tan gordo que es difícil de atajar de manera que se puedan palpar los resultados en el día a día. Esta plataforma no sólo genera un problema de intrusismo en el sector turístico, pues en muchas ocasiones estos pisos y habitaciones se ofertan como si de un hotel se tratase, sino que ha generado un grave problema social de difícil solución al reducir la oferta de pisos disponibles para el mercado anual.