La nao Victoria ha recalado en las Pitiusas al mismo tiempo que la vicepresidenta comunista del gobierno en funciones alerta de los planes de algunos ricos para escapar de la Tierra cuando llegue el apocalipsis climático.
Son dos tipos de exploraciones fabulosas. Una de ellas está plenamente demostrada, aunque se estudie poco en los colegios españoles. Se trata de la primera vuelta al mundo, la circunnavegación de Juan Sebastián Elcano, una gesta marinera impresionante y buena prueba de la capacidad del espíritu humano para sobreponerse a tremendas adversidades.
Si los marinos de la nao Victoria llegaron al extremo de masticar el cuero de las fundas de las velas con las bocas inflamadas por el escorbuto, supongo que «los ricos» de los que habla la vicepresi llevarán pastillas vitamínicas en lugar de jamón de bellota, bebidas isotónicas antes que un vivificante burdeos como el Haut Brion, incluso una plancha, más ligera que el Quijote, para relajar los nervios en la new age celtibérica. Tal es el cambio de los tiempos y sus modas, un zeitgeist más Pepe Gotera que Prometeo, y, la verdad, antes que embarcar con semejantes privilegiados, confieso que me gustaría estudiar la carta.
Esto de la exploración espacial para que una serie de poderosos puedan escapar del fin del mundo es ya el summun de las tonterías que puede rebuznar nuestra clase política, que por cierto vive muy bien. Yolanda marea la perdiz espacial para distraer las penas de los bípedos terrestres.
Mientras tanto la nao Victoria navega por aguas Pitiusas, cáscara de nuez que muestra a los tímidos marineros de agua dulce que, con mucho corazón, se puede ir más allá de Illetas.
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