El jugador español de baloncesto Pau Gasol en la comparecencia en la que anunció su retirada como profesional, en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, el martes 5 de octubre de 2021. | EUROPA PRESS - Archivo
Gigante hasta en el adiós. 22 años han pasado entre la fulgurante irrupción de aquel joven espigado y huesudo que subía la pelota como si fuera un base del siglo pasado, y la leyenda que se codeó con las estrellas del firmamento de la NBA. Noches de insomnio frente al televisor, noches de sueños con El Extraterrestre , como lo bautizó el maestro Andrés Montes. Imposible olvidar esas narraciones en horas golfas, esos: «¡Espectacularrrrrr, Daimiel! ¡Jugón! ¡Sen-sa-cio-nal!» mientras en sonido ambiente se colaba el macarrónico «¡un, dos tres, olé!» de los locutores yankees, asombrados por la desvergüenza que mostraba el rookie Pau Gasol ante estrellas como Kevin Garnett. El niño de Sant Boi maduró a marchas forzadas en Memphis para luego triunfar con el color púrpura y dorado de los Lakers.
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