«La melancolía me mata», confesó un bolas triste en un almuerzo parisino. «¡Pues mátala tú!», respondió el dandy, sublime sin interrupción, harto de un comensal con un ego tan empalagoso. Sí, esto de la melancolía –o la saudade– debe tener un cierto límite, a no ser que te pases la vida con un corazón de samba entre garotas. Pero si quieres ser feliz, no te enamores de nadie que no te corresponda.
Sonata de otoño
También en Opinión
- Estas son las fechas de inscripción a las pruebas de acceso a ciclos formativos de Grado Medio y Superior de FP
- El Govern confirma la muerte de tres jóvenes por consumo de fentanilo
- Traspasan un restaurante en pleno centro de Ibiza por más de 300.000 euros y 5.500 de alquiler al mes
- Hallan el cadáver de un hombre en un parque de Ibiza
- La propiedad del mítico Toro Mar de Ibiza quiere convertirlo en una «escuela benéfica»
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.