Imagen de archivo de la procesión marítima de la Virgen del Carmen en Portinatx. | Toni Planells
El Evangelio de este domingo trata de la tempestad calmada. Después de despedir a la gente, Jesús dice a los Apóstoles: Crucemos al otro lado del lago. Le llevaron en la barca donde se encontraba para predicar, y le acompañaban otras barcas. Este detalle nos recuerda a los isleños la fiesta de la Virgen del Carmen que durante la procesión marítima acompañan la sagrada imagen de la Virgen, Estrella del Mar, Patrona de la gente de la mar. Y siguiendo el episodio evangélico tiene lugar una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca. El Señor estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces lo despertaron, y le decían: Maestro, ¿ no te importa que perezcamos? . Jesús se levanta, increpa al viento y dijo al mar: ¡ calla, enmudece!. Y se caló el viento, y se produjo una gran bonanza. Jesús les dijo: ¿Por qué tenéis miedo?. ¿Todavía no tenéis fe?. La vida del cristiano es comparable a una barca. Igual que una embarcación está sujeta a muchos peligros, tempestades, escollos, incendios, así el hombre se ve asaltado en su vida por muchos y diversos peligros, tentaciones, ocasiones de pecar, escándalos, respetos humanos, y sobre todo por las pasiones desordenadas. No por eso hay que desconfiar ni desesperarse.
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