Sí, nos gusta mucho Seth MacFarlane, un comediante de Connecticut, Nueva Inglaterra, con aspecto de tipo de Jaén, moreno, pelo hirsuto, barba cerrada, cejas espesas y sonrisa cargada de malas intenciones, que no sólo presta su voz al gordo imbécil Peter Griffin, sino también a su perro dramaturgo Brian, nuestro animal de dibujos animados favorito. Las ganas que teníamos de sacar en esta sección a un humorista procaz y algo desquiciado, que lleva más de veinte años mofándose de todo en la sucia América de Trump, incluido lo más sagrado. Incluidos los celebérrimos Simpson y el propio MacFarlane, al que parodia sin piedad. Lo preferimos a cualquier filósofo, sociólogo o líder político, a cualquier artista sublime, porque Family Guy, aunque incorrecta y un tanto marrana, es divertidísima, lo que constituye la más elevada categoría moral conocida. Además, estamos enamorados de Lois, la mujer del idiota, no por sus virtudes intelectuales y cívicas sino por su físico.
Y también del bar La almeja borracha, donde nos gusta pasar el rato sin hacer nada. ¡Enamorados de un dibujo animado! ¡Durante décadas! Y eso gracias al comediante MacFarlane. Qué labor humanitaria la suya, qué talento inclusivo y solidario. Hasta se permitió denunciar y ridiculizar al cabronazo Weinstein, cuando nadie se atrevía a decir ni pío. No todos los grandes personajes tienen que ser insoportables. Está Seth MacFarlane, el padre de Padre de Familia.
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