Cámara de comercio de Ibiza y Formentera

Asistimos con perplejidad a la última decisión del Govern Balear: establecer el uso obligatorio de la mascarilla para prevenir el aumento de contagios en Baleares cuando hasta hace poco más de un mes, el Gobierno de la Nación, en plena expansión de la pandemia, afirmaba que las mascarillas no eran necesarias. Hoy con una situación más controlada se impone el criterio contrario: son imprescindibles y obligatorias.

Hace unos días, el conseller de Economía del Govern nos quiso transmitir su enorme preocupación por que un posible rebrote de contagio acabe con la temporada turística, y diezme aún más nuestra economía. “Es necesario que Baleares transmita una imagen de destino turístico seguro”. No podemos estar más de acuerdo.

Lo grave es que para conseguir esa imagen se concluya que la única solución es imponer el uso de mascarillas para locales y turistas. Con el debido respeto, el argumento no se sostiene.

De un plumazo, se ha trasladado la responsabilidad de la imagen de destino seguro a nuestros empresarios, ciudadanos y turistas. ¡Con qué sencillez se hace responsables de un posible rebrote en nuestras tierras a la ciudadanía y en especial a los turistas que nos visitan! La responsabilidad de tomar decisiones es de quien gobierna, no de los ciudadanos. No es aceptable que se haga recaer todo el peso de un posible rebrote y sus consecuencias nefastas solo en el comportamiento de la ciudadanía.

El fondo de la cuestión es qué debemos hacer para potenciar nuestra imagen de destino turístico seguro. Estamos de acuerdo con la obligación de llevar mascarilla, pero no basta. Deben adoptarse otras medidas más efectivas.

El Govern lanza la manzana de la discordia sobre el tablero, y patronal, alcaldes, políticos de la oposición y ciudadanos, una vez más divididos. Nos enzarzamos en discusiones bizantinas sobre si es necesario o no el uso de tal prenda; o si ello nos resta competitividad frente a otros destinos; o si los empresarios turísticos, con toda la razón y cansados de esta política de ‘ensayo-error', como venimos señalando desde hace días, clama al cielo porque ve peligrar la única y mínima posibilidad de recuperación económica este mes de julio y agosto.

En medio de esta tempestad, sectores de la patronal han llegado incluso a preguntarse, si esto no obedece a una técnica premeditada para atacar una vez más al sector turístico.
En el Comité Ejecutivo de la Cámara de Comercio, con representantes de todos los sectores de nuestra economía, somos conscientes de que la ciudadanía y los turistas deben colaborar. Pero es al Govern a quien compete la responsabilidad de implementar MEDIDAS REALES, efectivas de verdad.

Y, en nuestra opinión, esto pasa ineludiblemente por recuperar el debate sobre el control en la llegada de los pasajeros a nuestras islas. ¿Por qué a día de hoy sigue siendo un tabú para el Govern debatir abiertamente sobre la necesidad de que quienes nos visitan vengan con una PCR negativa, al menos, de 72 horas antes del embarque?

Nuestra opinión es que Baleares tiene poco peso en Madrid. No se nos hace caso. Y, ante el miedo a que esto se evidencie, se opta por trasladar la responsabilidad de lo que pueda ocurrir a nuestros empresarios, ciudadanos e incluso a los turistas.

No comprendemos por qué el Gobierno no se decide a controlar puertos y aeropuertos. No es aceptable que se nos afirme que los test no son seguros al cien por cien. Las mascarillas tampoco. Al menos reducen las posibilidades de contagio.

Por cierto, la noticia es el convenio suscrito entre el Aeropuerto de Frankfurt (el más concurrido de Europa), Lufthansa y un laboratorio farmacéutico. Desde hace días ya es posible en Alemania realizar en el mismo aeropuerto 5.000 analíticas Covid Free al día, hasta seis horas antes del embarque. ¿Por qué no es posible exigir esta prueba a los que nos visitan? Y no nos distraigan hablándonos de problemas legales con Europa. La realidad es que el Gobierno central no nos hace caso.

Desde luego sería una medida realmente efectiva. Y no estaría de más preparase para lo que pueda venir. Es decir, incrementar el gasto sanitario, apoyar a los profesionales del sector, adquirir más material en los hospitales, contratar más personal…

En otros destinos insulares, como por ejemplo Chipre, han decidido exigir la certificación sanitaria tres días antes del embarque, teniendo en cuenta el grado de afectación del país de origen, y no se han limitado a esto, incluso ofrecen cobertura del gasto sanitario al turista contagiado y el de su familia, asumiendo el coste de su estancia; hoteles acotados para la posible cuarentena…medidas todas ellas destinadas de verdad a mejorar nuestra posición como mercado receptor.

Finalmente. lo que decimos no nos impide felicitar al Govern porque se haya decidido a aceptar la propuesta del Consell Insular y de todos los Ayuntamientos de Ibiza para controlar las fiestas ilegales. Esperemos que en este caso, la amenaza de sanción resulte efectiva. De momento, felicitaciones por la iniciativa, consensuada previamente con todos los sectores implicados.