Te desnudas de cintura para arriba y pones los pies juntos y justo ahí, en la señal. «Por favor, no se mueva».
Unas manos agarran tu pecho y lo colocan en una superficie fría. Baja la placa y te aplasta la mama hasta el punto de quedar atrapada sin compasión.
Ni el frío ni el dolor calman tu mente en esos momentos, que para nada está contigo en la sala de radiografías. Porque lo que está pasando por tu cabeza en esos momentos es sólo un ruego: que esté todo bien.
A veces una mamografía rutinaria descubre que el bicho está creciendo dentro de ti. Silencioso, sin hacer mucho ruido al principio. Sin que lo notes, ni lo sientas. Un veneno que se propaga con cada una de tus respiraciones y con cada latido de tu corazón. Entonces la noticia te atropella como un tren de cercanías.
El hospital de Can Misses cuenta ahora con un mamógrafo y un ecógrafo de última generación, con tecnología tridimensional. De esos que seguramente salvarán más de una vida.
Y ha sido el señor Amancio Ortega, a través de su Fundación, quien lo ha donado. Un señor que seguramente no tenga otra cosa que hacer ahora mismo que ver pasar el tiempo.
Ese tiempo que regala a todas aquellas mujeres que serán diagnosticadas a tiempo de poder sobrevivir al cáncer. Hay quienes critican a este señor por ser quien es, y no voy a entrar a debatir en si tienen más o menos razón o si les sobran los motivos, como decía Sabina.
Pero no puedo comprender, por muchos motivos que me pongan delante, que alguien pueda estar en contra de que una persona regale tecnología avanzada a hospitales públicos para regalar tiempo a quien podría estar sentenciado.
5 comentarios
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Y la cosa continúa en Wikipedia... regala tiempo a personas, sí, pero a otras se lo roba explotando. Y qué decir de las argucias "legales" para pagar menos impuestos que usted o yo mismo.
En julio de 2018, la empresa textil fue condenada por la justicia italiana, al haber violado la normativa de propiedad intelectual con dos prendas que Zara plagió. La sanción implicó la retirada de la venta de los productos afectados, así como un pago de 235 euros por cada una de las prendas de los diseños plagiados que se encontraran en circulación.
En mayo de 2017, Zara fue condenada por la justicia brasileña por mantener a trabajadores en condiciones de "trabajo esclavo" en 2011. La compañía y la Fiscalía brasileña alcanzaron un acuerdo por el que la marca pagó un millón y medio de dólares.
En marzo de 2013 fue clausurado un taller ilegal en Buenos Aires, Argentina, en el que se confeccionaba ropa para Zara en condiciones de esclavitud. En estos talleres trabajaban en jornadas de hasta 13 horas niños y adultos en condiciones de salubridad, higiene y alimentación deficientes.
En julio de 2006, la empresa Zara fue condenada por obligar a sus empleados a trabajar en domingos y festivos. La empresa incluía en los contratos de sus trabajadores una cláusula que obligaba a aceptar en estas jornadas. Sin embargo, el Juzgado de lo Social número 4 de Sevilla revocó dicha cláusula, al considerar que es contraria a los derechos constitucionales, la negociación colectiva y la libertad sindical.