El Ayuntamiento de Sant Josep anunció el pasado jueves una modificación de la Ordenanza de Ruidos, con el objetivo de permitir la celebración de conciertos al aire libre aunque con una serie de condiciones.

Esta normativa incluía, en todos los casos, la obligación de usar limitadores de sonido que ajustan automáticamente la emisión del mismo a 65 decibelios como máximo, lo que imposibilitaba las actuaciones musicales en la práctica. Este cambio de criterio en el equipo de gobierno josepí llega después de haberse reunido en varias ocasiones con la Associació de Músics d'Eivissa, que reivindicaba facilitar la organización de estos conciertos de pequeño formato, con la condición de respetar el descanso y la convivencia vecinal.

Así, se ha propuesto cambiar la normativa introduciendo una serie de requisitos, como comunicar al Consistorio con 48 horas de antelación la celebración de conciertos, que pueden tener un máximo de dos horas de duración y cuyo límite horario se fija a las 23:00 horas. Para el resto de actividades musicales que no sean en directo, los locales sí deberán usar el limitador y disponer de un estudio acústico.

Este cambio, auspiciado principalmente por la presión de la Associació de Músics, demuestra que cuando la sociedad civil se organiza para pedir a las instituciones que le representan medidas políticas para el interés general de la mayoría, se pueden conseguir. Pero no podemos olvidar que en Sant Josep, igual que ocurre en otros municipios de la isla, se siguen realizando fiestas ilegales en grandes fincas y mansiones, que causan graves molestias a los vecinos.

Y la normativa de Sant Josep, que sin duda era mejorable, respondía a la necesidad de proteger a los vecinos ante estos abusos. En cualquier caso, que vuelva la música al municipio, con prudencia y limitaciones, es una noticia a celebrar.