Cuando la tarde del martes viajaba hacia Palma para asistir a la inauguración de la exposición ‘Última Hora, 125 anys de periodisme', el vuelo que nos trasladaba hacia Mallorca llevaba más de dos horas de retraso. Las intensas precipitaciones causaron importantes demoras en los vuelos interislas, con el consiguiente malestar y las lógicas incomodidades, ya que no llegamos a la hora que habíamos previsto. Sin embargo, una vez que comenzamos a tener noticia de la gravedad de la situación en Sant Llorenç, en la comarca del levante de Mallorca, me pareció que a menudo nos quejamos sin motivo. Nos lamentábamos por el retraso de un vuelo y en el mismo instante nos enterábamos de que comenzaban a contabilizarse las primeras víctimas mortales, además de una lista de desaparecidos que presagiaba lo peor.
Opinión/Joan Miquel Perpinyà
Un drama en nuestra tierra
Eivissa11/10/18 4:01
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