24/12/17 4:01
El solsticio navideño es tiempo de milagros. Hay más alegría en las calles, el alcohol fluye como una maná inagotable, resuenan los villancicos y la zambomba flamenca que para, templa y manda al toro atávico de nuestros deseos; hay un auge de esa fuerza irresistible que es la bondad y abrazamos al amigo bolas triste que encuentra estas fechas insoportables, critica el pésimo gusto de la iluminación municipal y el desmedido consumo dirigido por la propaganda consumista, pero que a la segunda copa se entona y contagia de las ilusiones infantes para rumbear rejuvenecido.
Cuando se es joven, se es para toda la vida.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.