Andaba paseando tranquilamente por un caminito rural muy bello, cuando escuché una especie de Pst! Pst! Me asaltaron dudas sobre el sonido en cuestión, debido a que sonaba a escape de gas, y ello resultaba imposible salvo que el payés y propietario de la finca, hubiera practicado técnicas de fracking, que ya saben que consiste en inyectar agua a presión por las rendijas de la tierra para hacer salir a la superficie, gas, petróleo, o la misma mierda del vertedero de nuestra islita, que tras años vertiendo porquería sobre la tierra, ha creado sus propios detritus, lixiviados y porquerías propias. Sin embargo, tras un breve pensamiento, y haciéndome la pregunta, que de que forma, el buen hombre, iba a utilizar ese bien tan preciado, echando agua a presión, si no tiene ni para regar las tomateras que plantó, con la sequía que hay; llegue a la conclusión de que, o bien alguien desde el olivo estaba intentando ligar conmigo- cosa que veo imposible, porque como siempre me dijo mi madre: "soy del montón"- o que alguien se estaba haciendo el interesante y tomándome el pelo. Pues así anduve, que me acerqué un poquito, y mira tú por donde que ni moza silbando, ni escape de gas, ni nada por el estilo. Allí estaba la culebra Carolina – yo la he puesto este nombre porque de tanto vernos, ya la he tomado cariño- enroscada toda ella, mirando con esos ojitos penetrantes, tan bien perfilados y profundos. Observándome, no sé si con ojos de cariño, o de hambre, aunque he de reconocer que de esto último no creo que tanto, pues juraría que le colgaba un rabo de lagartija de sus labios, igual como nos colgaría de los nuestros, los humanos, el rabillo de unas deliciosas cerezas recién arrancadas del árbol; aunque siéndoles sincero, tampoco tenía muchas ganas de ponerme a descubrirlo, pues estaría feo que le hubiera intentado meter los dedos en su boca, y no por sus afilados y venenosos dientes, sino por educación, pues no es de bien nacidos hurgar en los morros de desconocidos, así como en la vida de los demás, a pesar de lo que diga y haga la prensa amarilla, con la única especie que no está en extinción y que como saben es el ser humano, y que realmente sí que es peligroso, no por lo que silba, que también, sino por lo que dice, que generalmente no suele acabar en nada bueno, salvo el criticar y herir constantemente, sin necesidad de reptar; aunque sí haciéndolo de forma rastrera. Y si no me creen ya verán, ya, ahora que vuelve la campaña electoral. ¿No escuchan los silbidos sibilinos de las serpientes de dos piernas? Yo personalmente me quedo en la campiña con Carolina, que aunque no habla mucho, al menos, la encuentro menos peligrosa, que por poner un ejemplo, alguna que otra víbora de esas que suele habitar los espacios urbanos, y que picar, picar, no pica, pero que tiene una lengua viperina que quita tú, lo larga que lo tiene mi amiga, la serpiente Carolina.
OPINIÓN | Enrique Moreno Torres
El culebrón
Eivissa29/05/16 0:00
También en Opinión
- Ibiza tramita un multazo de 450.000 euros por un piso turístico que alquilaban italianos y españoles en Airbnb
- El desierto que anhela ser Ibiza
- Tragedia en Menorca: seis fallecidos, cuatro de ellos menores, en un accidente de tráfico
- Habla el mallorquín furioso por ser multado en Ibiza: «En Palma puedes aparcar la moto en zona azul sin pagar»
- Espectacular accidente con vuelco incluido de un vehículo en Ibiza
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.