12/05/16 0:00
El Ayuntamiento de Vila se enfrenta a un reto que se antoja mucho más difícil que el desalojo de las más de 20 viviendas del barrio de Sa Penya: impedir que vuelvan a ser ilegalmente ocupadas. Tras la exitosa gestión del desalojo, precedida por una ingente tarea de procurar soluciones individualizadas a cada familia, según sus posibilidades y sus necesidades, desde un enfoque estrictamente profesional por parte de los servicios sociales del consistorio, la dificultad estriba en impedir que las viviendas expropiadas por el Ayuntamiento que forman la UA-27 acaben siendo habitadas de nuevo. El alcalde Ruiz y sus concejales son conscientes de este peligro y parecen determinados a conjurarlo.
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