La espuma que habitualmente cubre la parte superior de una caña de cerveza o un café con leche suele disolverse en minutos. Hay que esperar un poco y ya está. Me temo que esta teoría tan física puede aplicarse a la política y en las Islas tenemos varios ejemplos. Podemos, sin ir más lejos, ha tenido que recurrir a un juez en ejercicio para ocupar el primer puesto de la candidatura en Balears.
Todo el mundo tiene derecho a hacer lo que quiera, faltaría más, pero ¿qué pasará cuando el juez vuelva a su puesto y deba juzgar casos en los que están implicados políticos que no son de su ideología? Es sorprendente, sin duda, la presión que se ejerce cuando algunos jueces afines al PP tienen que juzgar casos y lo condescendientes que son ahora con un juez que iba a juzgar, nada más y nada menos, que a la infanta Cristina.
Flaco favor le han hecho a Pedro Yllanes, que solo tendría que haberse acordado de su colega Garzón a la hora de aceptar encabezar la lista. Y Ciudadanos, lo mismo. En Eivissa hay un lío descomunal desde que un grupo de militantes comentaron que no acababan de fiarse de Maite Planells. Es lógico. Planells ocupó un cargo en el gobierno de Vicent Serra hasta el último día y con el PP de cuerpo presente se afilió a Ciudadanos. Todo el derecho del mundo, por supuesto, pero es normal que la gente esté con la mosca detrás de la oreja.
El resultado, que se han cargado al coordinador de Ciudadanos de Eivissa porque estaba a prueba. Como si tuviese un contrato de seis meses en una empresa de mensajería. No le auguro mucho futuro a Ciudadanos, que como Podemos se irá desinflando cuando empiecen a saberse sus problemas internos, su falta de consistencia política. En definitiva, que son como la casta pero más inexpertos. Lo iremos viendo con el tiempo.
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