La conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres invita a una reflexión seria sobre uno de los problemas más serios ante los que se enfrenta la sociedad moderna, una actitud que "sólo en España" genera cada año miles de víctimas y que en lo que se lleva de este ejercicio ya ha provocado 49 muertes. No cabe duda que las sucesivas campañas de concienciación han sacado a la luz pública comportamientos que de manera secular se ocultaban y consentían, el número de denuncias crece, aunque es fácil sospechar que todavía se siguen produciendo abusos y vejaciones al amparo del silencio de las víctimas. Este círculo infernal se sigue manteniendo en todos los niveles y ámbitos, aquí no hay excepciones de nivel cultural, poder adqusitivo o entornos urbanos o rurales; no hay excepciones.

Contra la violencia de género se han registrado importantes avances en los últimos años, empezando por la necesaria sensibilización social. El maltratador ya no es una persona sobre la que se manifiesta condescendencia, por fortuna la inmensa mayoría de los ciudadanos no duda en expresar su rechazo y condena por este comportamiento. Sin embargo, la lucha contra esta auténtica lacra social todavía tiene carencias importantes que se deben resolver con urgencia.

En demasiadas ocasiones queda en evidencia la incapacidad de los distintos estamentos implicados "policía, jueces, asistencia social" para garantizar la protección de las víctimas, algunas de las cuales pagan con su vida el acoso de sus maltratadores. Resulta imprescindible dotar con los recursos necesarios las medidas destinadas a preservar la integridad de todas las mujeres maltratadas.