La convocatoria de las elecciones europeas ha provocado un auténtico terremoto en las principales formaciones políticas de Balears. Todas ellas, con la única excepción del PSOE, atraviesan momentos delicados a cuenta de unos comicios que en principio iban tener en las Islas una importancia menor. A lo sumo sólo interesaría cuál de los grandes partidos estatales se imponía al otro y con cuánta diferencia de votos.

Sin embargo, los movimientos tácticos realizados por parte del Partido Popular, Unió Mallorquina o la izquierda nacionalista con la pugna entre Esquerra Republicana y el Partit Socialista de Mallorca ante la cita del 7 de junio han tenido, o tendrán, consecuencias que pueden acabar marcando el futuro de la vida interna de estos partidos y su proyección electoral.

El PP balear ha optado por descabezar a su grupo parlamentario para enviar a su presidenta regional a Bruselas, además de abrir todos los interrogantes sobre su sucesión como jefe de la oposición y la designación del candidato a las elecciones autonómicas del 2011. En Unió Mallorquina, Miquel Nadal ha visto cómo fracasaba su pretensión de colocar a Mateu Cañellas en la lista europea al no contar con el apoyo de su partido para abrir una nueva crisis en el Govern por la inegibilidad del actual conseller de Esports i Joventut; un movimiento que ha generado una gran tensión con el resto de integrantes del pacto. Los nacionalistas de izquierda también andan a la greña, una vez que el PSM no ha aceptado las condiciones de ERC para integrarse en la candidatura, que quería excluir al Esquerra Unida del Bloc en las futuras elecciones autonómicas.

Todo ello acaba siendo una prueba de la inmadurez de una clase política más interesada en defender sus intereses que los de Balears.