El conseller d'Economia, Carles Manera, ha rebajado unas décimas la previsión de crecimiento de la economía balear para este año hasta un escueto 0'5 por ciento, la Cámara de Comercio, por su parte, todavía reduce más y anuncia una clara entrada en recesión para este año. Ambos análisis confirman, en todo caso, el escenario extraordinariamente adverso en el que se encuentran la actual coyuntura económica de Balears, la cual no puede desvincularse de la evolución en España y del resto de países occidentales.

Los anuncios, claramente negativos, del conseller Manera y de la Cámara, aunque contradictorios respecto a la gravedad de la situación, se producen cuando todavía no ha finalizado el primer trimestre del año y las medidas de reactivación que tienen previsto poner en marcha las instituciones mediante las realización de numerosas inversiones. Es cierto que los indicadores de Balears no son positivos, pero también lo es que su posición es mejor que otras regiones españolas gracias a la incidencia del sector turístico cuya evolución todavía permite albergar la esperanza que tenga un efecto de colchón que amortigüe la destrucción de empleo.

Todavía es pronto, por tanto, para vaticinar con certeza cómo se cerrará el año. No parece lo más razonable dejarse llevar por los peores augurios cuando, desde distintos estamentos, ya se están adoptando medidas que, como mínimo, tienen como objetivo detener esta caída libre en la que se encuentra la economía. Los acuerdos que hace referencia a la recuperación de la concesión de créditos por parte de las entidades financieras son, sin duda, el primer paso para salir de este marasmo económico.