El esfuerzo inversor que contempla el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para Balears, aprobado por el Gobierno socialista para su debate en las Cortes, supone un importante avance respecto a la ya tradicional pésima financiación autonómica; una mejora atribuible, sin duda, al nuevo Estatut consensuado entre PSOE y PP.
Para el próximo ejercicio, las partidas destinadas a Balears desde Madrid han aumentado un 24'36 por ciento -el crecimiento porcentual más elevado del Estado junto con Catalunya y Valencia-, índice que significa alcanzar los 300 millones de euros. Estas cifras, sin embargo, no logran reducir la enorme distancia respecto a la media de la inversión estatal en el resto de comunidades; un objetivo, precisamente, del nuevo Estatut.
Desde esta perspectiva resulta incomprensible el análisis tan benévolo y complaciente que se realiza desde el Govern a estos Presupuestos Generales del Estado para el 2008, los cuales palían, pero no solucionan, el problema estructural del déficit inversor del Estado en las Islas. El debate político balear nunca ha cuestionado la aportación que debe hacer una comunidad rica como Balears a la imprescindible cuota de solidaridad con el Estado para beneficiar otras regiones menos favorecidas, pero ello no significa el dar por bueno un reparto politizado de los recursos disponibles; tal y como se sugiere desde las filas del PP.
La actual sintonía política entre Madrid y Palma puede ser una oportunidad única para sacar a Balears de este furgón de cola que puede acabar lastrando nuestro futuro económico y social, es por ello que cabe apelar al papel que el president Antich puede tener en la búsqueda de fórmulas que reparen los históricos agravios que en materia financiera están soportando las Islas.
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