El segundo despacho de verano del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el rey don Juan Carlos en el Palacio de Marivent ha supuesto el verdadero inicio del curso político que desembocará en las próximas elecciones generales.

En su comparecencia ante los medios de comunicación, Zapatero ha pasado de puntillas sobre uno de los temás más candentes de las últimas semanas: el rosario de fallos en las infraestructuras públicas de Catalunya. El presidente ha aprovechado el momento para mostrar su respaldo a la ministra de Fomento, Magdalena Àlvarez, y acallar "ya se verá si con éxito" las peticiones de cese desde la oposición y algunos de los partidos que prestan su apoyo al Gobierno.

De la intervención de Zapatero hay que lamentar que apenas haya querido hacer mención a las cuestiones más importantes que afectan a Balears, en especial aclarar el compromiso de financiación que contempla el nuevo Estatut. La presencia del presidente en Mallorca hubiera sido una buena ocasión para conocer el alcance real que, desde el Gobierno, se le quiere dar a las negociaciones bilaterales que se iniciarán el próximo mes de septiembre con el Govern de Antich; determinar qué expectativas pueden generarse con la sintonía política entre Madrid y Palma.

Zapatero, después del despacho con Su Majestad, sólo ha tenido tiempo para hablar en clave de política estatal, consciente de que los próximos comicios generales "los cuales ha descartado adelantar" son su único objetivo para los próximos meses. Todo indica que ésta será la clave de las decisiones que se tomarán hasta el mes de marzo de 2008, incluso las que afectarán a Balears.