La dirección general del ente público de Radiotelevisió de les Illes Balears, IB3, anunció ayer que había dado instrucciones para que los programas de la serie 'IB Confidencial' no vuelvan a incluir imágenes o testimonios obtenidos por el procedimiento de la cámara oculta.
El canal autonómico había emitido hasta ahora tres programas: uno dedicado a la prostitución, otro a la polémica que rodea la construcción del nuevo hospital en Son Espases y un tercero dedicado a la inmigración. Los dos últimos tenían una clara intencionalidad política y todos los partidos salvo el PP los han tomado como un ataque claro a quienes no piensan como el partido que gobierna Balears.
Lo ocurrido con la emisión del programa dedicado a la inmigración ha sobrepasado todos los límites. Desde una televisión de titularidad pública se ha llegado a enviar reporteros con cámara oculta al Consell Insular de Mallorca. No sorprende, sino que es del todo punto comprensible, el malestar de la institución que preside Maria Antònia Munar.
Acierta ahora IB3 cuando rectifica pero eso sólo no basta. IB3, y sobre todo ahora que se acerca la campaña electoral, debe ser escrupulosa en sus programas y en sus tiempos. No es lógico que los partidos políticos que no son el PP no se fíen de una televisión que pagamos entre todos.
Ojalá esta rectificación sirva para situar el asunto en su justo término. IB3 no puede ser una televisión de partido o al servicio del Govern. Y, sobre todo, debe actuar en los límites de la estricta neutralidad. No se pueden enviar cámaras ocultas allá donde cualquiera puede acceder libremente. Eso no es investigación. Bien está que no se emitan imágenes y opiniones obtenidas con cámara oculta. Pero ya que los programas se mantienen, que se garantice que sean plurales y en la línea de objetividad, imparcialidad y honestidad que cabe esperar de una televisión de todos.
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