Como es habitual cada año por estas fechas, don Juan Carlos de
Borbón realizó un análisis bastante acertado de los principales
retos que afronta la sociedad española y de la actitud que, a su
juicio, debe primar para avanzar en el progreso y el
enriquecimiento de la misma. Nunca como ahora ha sido más necesario
el llamamiento que hizo el Rey en la Nochebuena a la «moderación» y
al «sosiego» para superar tensiones y divisiones. También hizo
especial hincapié en la reconciliación, en el amplio consenso y en
el respeto a la «rica pluralidad y diversidad» de esa «gran nación»
que es una España unida.
Como siempre, en el terreno político caben interpretaciones
variopintas, y cada partido suele arrimar el ascua a su sardina,
olvidando otras matizaciones de calado. Y es que el mensaje de don
Juan Carlos es, también, un especial toque de atención para que no
se tense innecesariamente la situación ni de un lado ni de otro y
para que se recupere un espíritu de acuerdo y diálogo que, en esta
legislatura parece perdido. Por eso reviste una especial
importancia el llamamiento al consenso «dentro del marco
constitucional» presente en casi toda la alocución del Monarca.
Don Juan Carlos habló, como no podía ser de otro modo, de la
garantía de sucesión en el trono que ha supuesto el reciente
nacimiento de la infanta Leonor y, como es habitual, no podía
faltar en el tradicional mensaje navideño un especial recuerdo para
las víctimas del terrorismo, al mismo tiempo que pidió esfuerzos
para acabar con esta lacra. También el fenómeno de la inmigración,
la educación o la investigación estuvieron presentes en el
discurso. Fue, en resumen, un completo análisis que puede ser
enormemente útil para enfocar correctamente la solución de los
problemas que nos atañen y que van a determinar cuál será nuestro
futuro.
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