El acto de la Constitución celebrado ayer en La Almudaina ahondó las diferencias entre PP y PSOE. El discurso del delegado del Gobierno, Ramon Socías, lejos de formalismos, reflejó las diferentes posturas políticas que existen sobre la Constitución a propósito de la reforma del Estatut de Catalunya. Socías tiene razón cuando dijo que sería hipócrita hacer ahora un discurso políticamente correcto, evitando lo que realmente es una cuestión de máxima actualidad. En consecuencia, hizo un discurso poco convencional que gustó a los sectores progresistas pero que causó malestar en las filas populares. No se lo esperaban.

El delegado del Gobierno expuso su postura sobre el momento político y no dudó en arremeter contra los dirigentes del PP que, en su intento de evitar que el Congreso dé luz verde al Estatut de Catalunya, se manifiestan en defensa de la Constitución. Ningún delegado del Gobierno se había atrevido hasta ahora a llamar «salvapatrias» a líderes de un partido político que, por cierto, gobierna en Balears. En presencia del mismo Matas, Socías calificó de «voces rancias» a los líderes del PP que se concentraron en Madrid en apoyo a la Constitución. Y también recordó que el propio Manuel Fraga, aunque sin citarlo, fue uno de los principales opositores al artículo octavo de la Constitución, relativo a la organización territorial, cuando el propio líder del PP presidió durante 15 años la comunidad de Galicia.

Socías quiso desdramatizar la situación política actual. Ni se rompió la unidad española cuando la Constitución dio paso al Estado de las Autonomías, ni se romperá ahora por culpa del Estatut catalán. En la propia Carta Magna residen los mecanismos oportunos para que cualquier nueva ley o reforma se haga dentro del marco constitucional.

El discurso de Socías no ha hecho más que poner en evidencia el clima de desunión que existe entre PP y PSOE sobre el supuesto riesgo que supone la reforma del Estatut de Catalunya. Nunca como hasta ahora los dos principales partidos políticos de Balears estaban tan enfrentados. No es la mejor manera de celebrar la fecha que dio carta de naturaleza a nuestra democracia.